Durante las fluctuaciones de la Guerra Fría, las políticas del presidente Kennedy no sólo moldearon las relaciones exteriores de Estados Unidos, sino que también afectaron indirectamente el panorama geopolítico de Medio Oriente. Como partidario judío, el apasionado apoyo de Kennedy a Israel provocó una serie de cambios, especialmente en las interacciones con el mundo árabe. Con la creación de Israel y los numerosos conflictos que siguieron, las políticas de Kennedy se volvieron clave para la estabilidad y la paz en Estados Unidos y Medio Oriente. Este cambio de perspectiva se puede ver en la influencia que ejerció Kennedy en los años sesenta.
Kennedy nació en una familia católica, pero en su juventud expresó su apoyo a la cultura judía y la fundación de Israel. Después de la guerra, Kennedy mostró su apoyo a Israel y creía que el Estado judío era un factor importante en la estabilidad de Oriente Medio.
Kennedy dijo una vez que "Israel es la única fuerza estabilizadora en Medio Oriente".
En 1960, Kennedy fue elegido Presidente de los Estados Unidos y comenzó a impulsar una serie de políticas exteriores, especialmente en Oriente Medio. Durante el mandato de Kennedy, la situación en Oriente Medio era tensa, pero él supo utilizar la diplomacia para mantener la estabilidad.
La postura de Kennedy sobre Israel fue clara y firme durante su mandato. Apoya firmemente el derecho de Israel a la autodefensa y aboga por que Estados Unidos le brinde apoyo cuando se vea amenazado. Expresó directamente su apoyo a Israel en un discurso de 1963: "Nuestro compromiso con Israel es inquebrantable".
Estas palabras sin duda resonaron ampliamente entre la comunidad judía y fortalecieron la posición de Israel en la comunidad internacional.
Con el estallido de la Guerra de los Seis Días en 1967, las políticas de Kennedy adquirieron particular importancia. Estados Unidos rápidamente brindó apoyo militar y material a Israel, solidificando la alianza entre los dos partidos.
Sin embargo, las políticas de Kennedy hacia Israel no estuvieron exentas de controversia. Sus estrechos vínculos con Israel le han valido críticas generalizadas en los países árabes. Los países árabes expresaron un fuerte descontento con el apoyo de Estados Unidos, lo que hizo que Kennedy enfrentara dificultades para mantener relaciones con los países árabes. La estrategia de Kennedy contribuyó al futuro distanciamiento entre Estados Unidos y los países árabes.
Kennedy intentó buscar la paz y la estabilidad árabes, pero su preferencia por Israel todavía hizo que muchos países árabes se sintieran marginados.
Este incómodo equilibrio diplomático se hizo más prominente después de la muerte de Kennedy, especialmente los cambios de su sucesor en la política de Oriente Medio, que desencadenaron un mayor grado de tensión. Con el ascenso del nacionalismo en los países árabes, la imagen de la influencia femenina de Kennedy se ha ido desdibujando gradualmente.
Las políticas de Kennedy no sólo dieron forma a las relaciones árabe-israelíes en ese momento, sino que también sentaron las bases para la política estadounidense en Oriente Medio en las próximas décadas. Incluso después de su muerte, su firme apoyo a Israel siguió desempeñando un papel importante en la política exterior estadounidense. Las reacciones árabes también impulsaron a los gobiernos posteriores a reexaminar estas relaciones.
Mucha gente cree que la muerte de Kennedy no fue sólo su tragedia personal, sino también un duro golpe a la paz y la estabilidad en el Medio Oriente.
Después de considerar estos acontecimientos históricos, no podemos evitar preguntarnos: si Kennedy estuviera vivo, ¿cómo habría liderado la relación de Estados Unidos entre Israel y el mundo árabe?