A medida que la demanda mundial de energía continúa creciendo, la dependencia local de las fuentes de energía continúa cambiando. En 2023, las fuentes y los usos de la energía volverán a ser el centro de atención. ¿Cómo entenderemos la estructura energética actual, en particular en el contexto de la promoción global del desarrollo sostenible?
Según la Agencia Internacional de Energía, la principal fuente de energía del mundo todavía depende de combustibles fósiles, incluidos el petróleo, el gas natural y el carbón.
Según los últimos datos, la estructura energética mundial no ha cambiado fundamentalmente en comparación con hace unos años. El consumo de energía en 2023 seguirá estando dominado por los combustibles fósiles: el petróleo representa el 33,6%, el carbón el 27,2% y el gas natural el 23,9%. Aunque el crecimiento de la energía renovable es significativo, todavía representa sólo una pequeña proporción del consumo energético mundial, lo que ha motivado una profunda reflexión sobre la estructura energética futura.
En términos de energía renovable, aunque la energía eólica y la energía solar están ganando gradualmente atención, aún enfrentan desafíos como el costo, la tecnología y las políticas.
Si bien la demanda de energía continúa aumentando en 2023, la inversión y la atención a las energías renovables también crecen al mismo tiempo. Según los pronósticos, la energía eólica y solar se convertirán en una parte importante de la futura combinación energética a medida que los gobiernos intensifiquen sus esfuerzos de reforma. En Alemania, más del 99% de la energía renovable proviene del desarrollo de la energía eólica y solar, lo que demuestra el potencial y las perspectivas de las energías renovables.
"La clave es equilibrar el uso de combustibles fósiles tradicionales y energía renovable para alcanzar verdaderamente el objetivo del desarrollo sostenible".
Sin embargo, el proceso no está exento de desafíos. A medida que disminuye la dependencia mundial de los combustibles fósiles, los países deben afrontar posibles riesgos económicos y políticos. En particular, la dependencia de las importaciones de energía hará que un país se enfrente a amenazas a la seguridad energética cuando surjan disputas internacionales o fricciones comerciales. Por ejemplo, la guerra entre Rusia y Ucrania expuso claramente la alta dependencia de Alemania de las fuentes de energía, lo que impulsó a su gobierno a profundizar su pensamiento sobre fuentes de energía diversificadas.
Además, los países que dependen de una única fuente de energía para su estructura energética también necesitan ajustar sus políticas para reducir los riesgos. Muchos países han comenzado a explorar diferentes opciones de energía renovable, como la eólica, la solar y la biomasa, para reducir la proporción de combustibles fósiles. Esto no sólo ayuda a proteger el medio ambiente, sino que también reduce la dependencia de los mercados externos.
"Ante las presiones económicas y ambientales globales, necesitamos repensar y reexaminar nuestras fuentes de energía".
En general, aunque la demanda de energía está aumentando, el uso de energía tradicional no puede eliminarse por completo a medida que aumentan los recursos renovables. Cómo planificar y ajustar racionalmente la estructura energética en este proceso se convertirá en un desafío común que afrontarán todos los países del mundo.
A medida que las expectativas globales de desarrollo sostenible continúan aumentando, ¿qué nuevas direcciones tomarán las futuras opciones energéticas?