Con el rápido desarrollo de la tecnología digital, la vigilancia está en todas partes. Ya sea a través de cámaras, tráfico de Internet o redes sociales, la vigilancia en diversas formas ha impactado profundamente nuestras vidas. Estos métodos de vigilancia no sólo permiten al gobierno obtener información clave, sino que también permiten a las autoridades e incluso a las organizaciones comerciales utilizarlos para controlar y ampliar su influencia. Sin embargo, se sabe poco sobre cómo funciona realmente esta “vigilancia total”, lo que nos lleva a preguntarnos hasta qué punto nos monitorea el gobierno en las redes sociales.
El monitoreo implica no sólo la observación del comportamiento, sino también la adquisición de información a través de dispositivos electrónicos, que luego puede ser influenciada y gestionada.
Con el avance de la tecnología, los métodos de monitoreo son cada vez más diversos. Como plataforma pública, las redes sociales se han convertido sin duda en un foco de recopilación de inteligencia. Al analizar los datos de interacción de los usuarios en las plataformas sociales, las agencias gubernamentales pueden crear un panorama completo de las relaciones sociales de las personas e incluso predecir patrones de comportamiento futuros.
Análisis de redes socialesMuchas agencias del gobierno de Estados Unidos, incluida la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), han invertido recursos sustanciales en el análisis de redes sociales. Las agencias pretenden utilizar datos de las redes sociales846 para descubrir posibles células terroristas y otras amenazas.
Los "mapas" de redes sociales permiten a los gobiernos extraer información como intereses personales, conexiones de amistad y actividades.
Por ejemplo, en Estados Unidos, la Ley de Asistencia a las Comunicaciones (CALEA) exige que las compañías de telecomunicaciones garanticen que sus datos de comunicaciones puedan ser monitoreados. Esto significa que el gobierno puede obtener fácilmente los registros de acceso telefónico y el historial de Internet de los usuarios y realizar minería de datos.
Además del análisis de redes sociales, la biometría es otra área que los gobiernos están impulsando con fuerza para fines de vigilancia. Estas tecnologías se basan principalmente en características humanas únicas, como las huellas dactilares, los rasgos faciales y la voz, para identificar a las personas.
Las investigaciones actuales han permitido el reconocimiento facial a una distancia de 500 pies (unos 150 metros), lo que lleva el monitoreo en tiempo real a un nivel completamente nuevo.
Por ejemplo, el FBI está invirtiendo en una base de datos biométrica diseñada para capturar y almacenar una variedad de datos, incluidos datos de reconocimiento facial y huellas dactilares, lo que sin duda ampliará su alcance de vigilancia. La madurez de estas tecnologías ha llevado a la gente a preguntarse si el gobierno lanzará de manera proactiva una operación de vigilancia integral en algún momento en el futuro.
La vigilancia de las telecomunicaciones sigue en aumentoSegún informes, compañías de telecomunicaciones estadounidenses como AT&T y Verizon han firmado acuerdos con el FBI para garantizar que sus registros de llamadas puedan recuperarse fácilmente, una medida que ha provocado un amplio debate sobre cuestiones de privacidad.
Las miles de cartas de seguridad nacional que envía el FBI cada año subrayan el alcance de la vigilancia de las telecomunicaciones.
Según los datos, las agencias policiales federales solicitaron información sobre la ubicación de los clientes de Sprint 8 millones de veces en un año. Esto nos hace pensar profundamente: ¿es necesario sacrificar nuestros derechos de privacidad en nombre de la búsqueda de la seguridad?
El impacto social de la vigilanciaLa vigilancia no se limita a los gobiernos; las empresas y los individuos también participan en ella. El uso de las redes sociales es una forma de “vigilancia participativa”, donde la información personal compartida voluntariamente por los usuarios a menudo se convierte en material para la minería de datos para uso de empresas y agencias gubernamentales.
En las redes sociales, cada declaración y cada imagen que un usuario publica puede convertirse en una herramienta para monitorear su vida diaria.
Esto significa que podemos estar facilitando nuestra propia vigilancia sin siquiera darnos cuenta. ¿Es esto algo de lo que preocuparse?
El rápido desarrollo de la tecnología de vigilancia sin duda ha mejorado la seguridad social, pero también ha traído consigo amenazas potenciales a la privacidad personal. Muchos de los siete grupos de derechos humanos cuestionaron el comportamiento del gobierno y de las empresas en el futuro, diciendo que la vigilancia podría enmascarar problemas sociales más profundos.
En nuestra búsqueda de seguridad, ¿estamos también erosionando nuestra libertad?
Los límites y las responsabilidades de la vigilancia entre gobiernos y ciudadanos siguen siendo temas importantes que deben discutirse continuamente ahora y en el futuro. Cuando pensamos que somos libres en el mundo virtual, la realidad es como un gusano en una red. ¿Cómo debemos afrontar este fenómeno?