En la sociedad actual, el concepto de gobernanza se ha expandido más allá del marco del gobierno tradicional para incorporar el papel de las comunidades y el sector privado en la gestión de países, regiones y ciudades. En ese contexto surgió la gobernanza colaborativa, que pone énfasis en la comunicación y la colaboración entre los gobiernos, las comunidades y el sector privado, con el objetivo de alcanzar objetivos que no pueden ser alcanzados por un solo sector. Según Ansell y Gash (2008), una gobernanza colaborativa eficaz requiere que se cumplan ciertas condiciones, pues afirman: “El objetivo final es desarrollar un enfoque colaborativo y emergente que resalte la eficacia de la gobernanza colaborativa en la formulación de políticas y la administración pública”.
La gobernanza colaborativa abarca tanto las relaciones informales como las formales en la resolución de problemas y la toma de decisiones.
La gobernanza colaborativa requiere tres elementos principales: apoyo, liderazgo y foro. El componente de apoyo identifica cuestiones de políticas que deben abordarse, mientras que el líder reúne a diferentes sectores para formar foros y promueve la colaboración entre los miembros para desarrollar políticas y soluciones. La gobernanza colaborativa adopta muchas formas, como la creación de consenso y las redes colaborativas. La construcción de consenso es un proceso donde las partes interesadas llegan a un consenso sobre un tema de política pública específico, mientras que las redes colaborativas buscan lograr una mejor alineación entre las necesidades de la comunidad, las estrategias de las agencias de servicios, los resultados prioritarios y la asignación de recursos.
En las últimas dos décadas, se han desarrollado enfoques de gobernanza colaborativa en muchas áreas, incluida la planificación urbana y regional, la administración pública, la gestión de los recursos naturales y la gestión ambiental. La gobernanza colaborativa surgió en parte como resultado del fracaso en la implementación de políticas gubernamentales, los altos costos regulatorios y la necesidad de alternativas a los enfoques adversarios. El foco de la administración pública se ha desplazado gradualmente de la burocracia a la cooperación en una sociedad en red. Aunque todavía existen sistemas burocráticos, los administradores públicos están empezando a darse cuenta de que se puede lograr más mediante la colaboración y el trabajo en red.
La colaboración y la asociación no son nuevas en la esfera política, pero el uso generalizado de este estilo de liderazgo ha ganado impulso en los últimos años.
Ansell y Gash (2008) definen la gobernanza colaborativa como: "un acuerdo de gobernanza diseñado para permitir que una o más instituciones públicas involucren directamente a partes interesadas no estatales en un proceso de toma de decisiones colectiva, deliberada, formal y orientado al consenso. proceso destinado en el desarrollo o implementación de políticas públicas o en la gestión de proyectos o activos públicos”. Esta definición implica seis criterios, entre ellos que el foro sea iniciado por una agencia pública, que participen actores no estatales, que los participantes participen activamente en la toma de decisiones, que el foro sea formalmente organizado, y busca El proceso de toma de decisiones de consenso y cooperación está enfocado a la política pública o la gestión.
Emerson, Nabatchi y Balogh (2012) ofrecen una definición más amplia que enfatiza los procesos y estructuras de toma de decisiones y gestión de políticas públicas, que involucran la participación constructiva entre instituciones públicas, niveles de gobierno y entre los sectores público, privado y ciudadano. , diseñado para llevar a cabo objetivos públicos que de otro modo serían inalcanzables.Ventajas
El propósito de la gobernanza colaborativa es mejorar la práctica general y la eficiencia de la administración pública. Una gobernanza colaborativa eficaz permite a las partes interesadas alcanzar un mejor consenso sobre cuestiones complejas que involucran a múltiples partes y facilita sus esfuerzos conjuntos para alcanzar soluciones. Esto puede ayudar a los responsables de las políticas a identificar y abordar los problemas de manera más efectiva y aumentar la aceptación de las soluciones políticas por parte de la comunidad. Las partes interesadas que participan en el desarrollo de soluciones tienden a tener un mayor nivel de aceptación de las decisiones tomadas.
Si bien la gobernanza colaborativa tiene ventajas significativas, también presenta algunos desafíos a la hora de abordar cuestiones complejas. Este proceso requiere relativamente tiempo y puede no conducir a un consenso. Además, es posible que los organismos gubernamentales pertinentes no implementen las soluciones negociadas como se espera. Cuando varias entidades trabajan juntas, los roles individuales pueden volverse difusos y causar confusión, y los desafíos de gobernanza se vuelven aún más evidentes cuando los proyectos grandes involucran a muchas partes interesadas.
La gobernanza colaborativa se ha utilizado para abordar muchos problemas sociales, ambientales y de planificación urbana complejos, incluida la gestión de crisis por inundaciones en Australia, la visión comunitaria en Nueva Zelanda y la participación pública en la reconstrucción del área de la Zona Cero en la ciudad de Nueva York. EE.UU. En el Reino Unido, Estados Unidos y países europeos, los gobiernos están tratando de cambiar su enfoque hacia diversas formas de co-creación para aumentar la participación ciudadana con el fin de abordar la ineficiencia de la gobernanza jerárquica tradicional. Este proceso se ha practicado en varios lugares. En la India, por ejemplo, la ciudad de Mumbai se ha asociado con la organización sin fines de lucro SNEHA para mejorar los programas de nutrición en los asentamientos informales de la ciudad, demostrando la promesa de una gobernanza colaborativa exitosa.
En la gobernanza urbana a gran escala, la colaboración flexible y el diálogo continuo son claves para superar desafíos complejos. A medida que la globalización y las demandas sociales continúan creciendo, ¿debemos pensar en cómo promover una gobernanza colaborativa más profunda y efectiva entre las distintas partes interesadas para que las políticas futuras puedan reflejar mejor las necesidades y los desafíos reales de la sociedad?