La latencia es una etapa dramática en el ciclo de vida de muchos virus, que permite que el virus permanezca oculto dentro de las células huésped durante largos períodos de tiempo sin ser detectado. Específicamente, este es un tipo de infección viral duradera que es diferente de la infección viral crónica. Durante el periodo de incubación, tras la infección inicial, la reproducción de las partículas virales se detiene, pero el genoma viral no se limpia, lo que le permite reactivarse y generar nuevos virus en grandes cantidades sin necesidad de reinfectar al huésped desde el exterior.
La existencia de virus latentes en el huésped puede ser la razón por la que la vida del virus en el huésped se prolonga considerablemente.
Los mecanismos de latencia se dividen principalmente en dos tipos, a saber, "latencia fenotípica" y "latencia proviral". En la latencia fenotípica, los genes virales existen como factores genéticos dentro de las células. En este caso, el estado latente de los virus del herpes es un ejemplo obvio. En este caso, los genes virales flotan en el citoplasma o núcleo en estructuras circulares o lineales, aunque enfrentan vigilancia y ataque por mecanismos de defensa celular.
Los virus del herpes, por ejemplo, establecen infecciones latentes en las neuronas y se reactivan cuando es necesario.
La capacidad latente de los virus existe no sólo en los virus del herpes, sino también en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El VIH utiliza la enzima transcriptasa inversa para crear una copia de ADN del genoma de ARN y ocultarla del sistema inmunológico del huésped. Es casi imposible atacar directamente la fase latente del VIH con medicamentos antirretrovirales, lo que hace que el tratamiento sea extremadamente desafiante. Por lo tanto, los científicos están desarrollando una variedad de agentes de reversión de la latencia para activar eficazmente los virus latentes y tratarlos.
Además del VIH, otro ejemplo es el VIH y el virus del papiloma (VPH). Una razón importante por la que estos virus permanecen latentes en las células huésped es que pueden utilizar la división celular del huésped para replicar sus propios genes. Estas características permiten a los virus adoptar estrategias de sigilo y dependencia del huésped a largo plazo, extendiendo así su período de supervivencia en el huésped.
El estado latente no sólo proporciona ocultación, sino que también puede provocar cambios irreversibles en las células y riesgo de cáncer.
Los casos de cáncer también están estrechamente relacionados con virus latentes, como la infección por VPH que puede provocar cáncer de cuello uterino. Este cambio de situación se debe a la persistencia del virus en las células y a la expresión de genes durante el período de latencia que pueden afectar las vías de proliferación y diferenciación celular. Además, el uso de vectores retrovirales durante la terapia génica también ha provocado que los pacientes desarrollen síntomas similares a los de la leucemia.
En resumen, la existencia de virus latentes hace que un gran desafío para el tratamiento antiviral sea cómo eliminar estos reservorios de virus latentes. En el proceso de lucha contra estos virus invisibles, estímulos externos como la presión, los rayos ultravioleta y otros factores ambientales a menudo hacen que estos virus invisibles se activen, provocando además infecciones agudas.
Es posible que los virus ocultos en las células no causen ningún síntoma en la superficie, pero no se pueden ignorar sus amenazas potenciales.
Nuestra comprensión de la capacidad latente de estos virus invisibles dentro de las células no sólo nos hace reflexionar sobre su impacto en la salud, sino que también implica la necesidad de tratamiento y desarrollo de futuras vacunas. ¿Es cierto que el virus latente escondido en nuestros cuerpos está esperando la oportunidad para explotar?