Las enfermedades relacionadas con el asbesto incluyen enfermedades no malignas como la asbestosis (fibrosis pulmonar causada por el asbesto) y tumores malignos como el cáncer de pulmón y el mesotelioma maligno.
Las personas que han estado expuestas al polvo de amianto durante mucho tiempo enfrentan mayores riesgos para la salud. Pero la preocupación es que incluso en casa, los miembros de la familia pueden verse afectados por la exposición en el lugar de trabajo. Según las investigaciones, esta situación, conocida como “exposición peri-ocupacional”, ocurre cuando la ropa de los trabajadores y el polvo en sus cuerpos ingresan al hogar, llevando potencialmente contaminación al entorno vital. Además, en el pasado el amianto se utilizaba ampliamente en materiales de construcción, por lo que se construyeron muchos edificios antes de que se restringiera su uso, lo que significa que todavía existen considerables residuos de amianto en estos edificios. Con el tiempo, a medida que los edificios envejecen y se deterioran, estos fragmentos de asbesto se liberan al aire, creando un peligro potencial.
Muchas personas pueden estar expuestas a riesgos para la salud cuando, sin darse cuenta, alteran materiales que contienen asbesto mientras realizan renovaciones y reparaciones en sus hogares.
En el entorno doméstico, la inhalación de fibras de amianto puede provocar problemas de salud complejos. En primer lugar, cuando las fibras de asbesto se inhalan a través del tracto respiratorio, pueden permanecer en los pulmones y los alvéolos durante muchos años. Los estudios han demostrado que las fibras de amianto con bajo contenido de adenosina tienen más probabilidades de acumularse en el tejido pulmonar. El sistema inmunológico del pulmón se activa entonces, provocando más inflamación y daño tisular, que a largo plazo pueden derivar en fibrosis pulmonar o tumores malignos.
Las anomalías pleurales benignas relacionadas con el amianto incluyen principalmente las siguientes:
Las placas pleurales son la manifestación más común de la exposición al asbesto, con una incidencia de hasta el 58% entre los trabajadores expuestos al asbesto.
Las placas pleurales suelen ser asintomáticas, aunque existen informes en la literatura de que pueden provocar dolor torácico en los pacientes. Estas placas representan evidencia de exposición pasada al asbesto y, aunque no son malignas en sí mismas, indican un riesgo significativo de desarrollar otras enfermedades relacionadas con el asbesto en el futuro.
El mesotelioma maligno es un tumor agresivo causado por el asbesto que se origina principalmente en las células mesoteliales de la pleura o el peritoneo. Según los datos, aproximadamente el 75% de los casos de mesotelioma son de tipo pleural. El mesotelioma suele desarrollarse entre 20 y 50 años después de la exposición inicial al asbesto. Sus síntomas incluyen dificultad para respirar, dolor en el pecho y pérdida de peso. El proceso de diagnóstico suele ser complicado e implica múltiples pruebas de diagnóstico por imágenes.
El cáncer de pulmón relacionado con el asbesto es altamente contagioso y el riesgo aumenta con la duración de la exposición.
Los síntomas del cáncer de pulmón son similares a los del cáncer de pulmón por otras causas, pero la combinación de fumar y la exposición al asbesto aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Ya sea que se trate de un riesgo en el lugar de trabajo o de una exposición doméstica, la detección temprana y la gestión de los peligros potenciales que plantea el asbesto son fundamentales.
¿Cómo podemos protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias de la exposición a este peligro mortal y reducir las probabilidades de desarrollar enfermedades relacionadas con el asbesto en el futuro?