El sistema sanitario español demuestra una considerable eficiencia y bienestar tanto en la gestión como en la organización.
En España, la distribución de la asistencia sanitaria está descentralizada, siendo cada comunidad autónoma responsable de la gestión de los centros sanitarios locales. Esta estructura no sólo mejora la gestión flexible de los recursos médicos por parte de los gobiernos locales, sino que también proporciona servicios médicos diferenciados en diferentes regiones. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que, a pesar de la mayor responsabilidad de la gestión del sistema de atención de salud desde 1998, esto no ha afectado significativamente la calidad de los resultados de la atención de salud.
Desde el inicio de la autonomía, la equidad de los servicios médicos ha mejorado en algunas áreas, pero la satisfacción médica general sigue dividida.
El sistema sanitario español no sólo es reconocido en Europa, sino que, según datos de 2020, también está clasificado como uno de los sistemas sanitarios más eficientes del mundo. A pesar de ello, España depende excesivamente de la sanidad privada. Según el Índice Europeo de Consumo de Salud de 2015, España ocupa el puesto 19 entre 35 países.
Sin embargo, no se puede ignorar la satisfacción de la gente con el sistema médico español. Aunque en general la gente tiene una actitud positiva hacia el desempeño de las instituciones médicas en diversas encuestas, todavía están insatisfechos con el tiempo de espera para los servicios médicos. En particular, esperamos mejorar este problema aumentando el número de médicos.
Los largos tiempos de espera de los pacientes son una de las principales quejas sobre el sistema sanitario español.
Además del sistema público de salud, España también ofrece tres modalidades de seguro voluntario: el Seguro Voluntario de Salud Alternativo, el Seguro Voluntario de Salud Complementario y el Seguro Voluntario Adicional de Salud. Estas formas de seguro brindan a los ciudadanos más flexibilidad, permitiéndoles elegir si confían o no en el sistema de salud público del país. Según la OCDE, en 2002 alrededor del 5% de los españoles optó por alguna forma de seguro de salud voluntario.
El sistema sanitario español reduce eficazmente la desigualdad social porque la mayoría de los servicios sanitarios se prestan de forma gratuita. Pero en algunos casos, como por ejemplo el cuidado dental, todavía existe una cierta carga financiera. A pesar de ello, los pacientes con dificultades económicas siguen siendo más proclives a utilizar los servicios médicos públicos, lo que refleja las diferencias en la protección de la salud entre las clases sociales.
El sistema sanitario español también ofrece protección a los inmigrantes. Según la ley aprobada, incluso los inmigrantes en situación ilegal podrán seguir disfrutando del derecho a la asistencia sanitaria pública. La implementación de esta política no sólo refleja el compromiso con la equidad en la atención médica, sino que también resalta la importancia de la salud de todos los residentes. Las investigaciones de los últimos años han demostrado que, aunque los inmigrantes utilizan algunos servicios de salud de forma diferente a los residentes nativos, generalmente obtienen la atención sanitaria que necesitan.
Los inmigrantes tienen derecho a la atención sanitaria pública independientemente de su estatus legal.
El sistema sanitario universal español es sin duda un éxito mundial, aunque todavía existen áreas de mejora, como la asignación justa de los recursos médicos y el reto de reducir los tiempos de espera. A pesar de ello, los debates sobre cómo mejorar el sistema continúan, lo que nos hace preguntarnos: ¿qué puede aprender el resto del mundo del sistema sanitario español?