En la sociedad moderna, el debate sobre la calidad y la cantidad del sueño continúa ganando atención. Obtener la cantidad adecuada de sueño puede parecer una tarea abrumadora para muchas personas, pero una pequeña minoría de personas puede mantener altos niveles de energía y vitalidad con relativamente pocas horas de sueño. Se les llama “dormidores naturales de corta duración” (NSS, por sus siglas en inglés), y las raíces de este rasgo se remontan a mutaciones genéticas, que revelan la diversidad de la fisiología humana.
¿Qué son las personas que duermen poco naturalmente?Este fenómeno especial causado por factores genéticos les permite sólo necesitar de 4 a 6 horas de sueño cada noche, pero aún así sentirse con energía después de despertarse.
Ser un durmiente corto por naturaleza es un rasgo genético que suele transmitirse de forma autodominante. Esto significa que si uno de los padres es portador de la mutación genética, el hijo tiene un 50% de posibilidades de heredar el rasgo. Esta condición es diferente de la falta de sueño, ya que esta última suele traer consigo molestias como fatiga e inestabilidad emocional.
Los estudios han demostrado que las mutaciones genéticas en personas que nacen con sueño corto se concentran principalmente en múltiples genes, incluidos DEC2/BHLHE41, ADRB1, NPSR1 y GRM1. Las mutaciones en estos genes afectan directamente los patrones de sueño y las necesidades de sueño de una persona. Según las investigaciones genómicas actuales, se cree que la diversidad del comportamiento del sueño es altamente poligénica y que muchas pequeñas variaciones determinan de forma acumulativa la cantidad de sueño que obtiene una persona.
Las personas que tienen este patrón de sueño a menudo exhiben algunas características interesantes. No sólo tienen un mejor desempeño en la memoria, sino que también tienen mayor productividad y personalidades extrovertidas. Estas personas tienden a ser capaces de mantener un buen estado mental y de energía con relativamente menos sueño. Además, los estudios han demostrado que las personas que nacen durmiendo poco suelen tener un índice de masa corporal (IMC) más bajo que las personas normales, lo que puede estar relacionado con su tasa metabólica más rápida.
Un asombroso 1 a 3 por ciento de la población tiene este rasgo genético único, lo que se traduce en millones de personas en todo el mundo.
Si bien la investigación sobre las personas que duermen poco de forma natural aún continúa, las variantes genéticas implicadas en este fenómeno y sus potenciales efectos protectores sobre la salud ofrecen áreas de investigación interesantes para la comunidad científica. Una mayor comprensión de cómo estos genes afectan las características fisiológicas humanas puede proporcionar nuevos conocimientos sobre la longevidad y el envejecimiento saludable.
La existencia de durmientes naturalmente cortos y sus características genéticas únicas significan que nuestra comprensión del sueño humano ya no se limita a la cognición tradicional. Estas personas no sólo muestran una energía y una productividad excepcionales, sino que también pueden poseer cierto grado de resistencia a las enfermedades. Esto hace que uno se pregunte: ¿puede la investigación médica futura utilizar el poder de estas mutaciones para desarrollar terapias más efectivas para mejorar la calidad del sueño y la salud de la mayoría de la población?