Cuando se beben bebidas alcohólicas, el contenido de alcohol suele ser la principal preocupación de los consumidores. La concentración de alcohol suele expresarse en "porcentaje en volumen", que es el volumen de alcohol puro contenido en una bebida por cada 100 mililitros. Este estándar se llama Alcohol por Volumen (ABV). Sin embargo, calcular la cantidad de alcohol en una bebida no es una tarea sencilla, especialmente porque las diferentes bebidas y métodos de preparación tienen sus propios factores que influyen, incluida la concentración de alcohol y los métodos de síntesis.
Los estándares de alcohol por volumen se utilizan a nivel mundial para garantizar que los consumidores tengan una comprensión clara del contenido de alcohol de las bebidas que beben.
La medición del alcohol se remonta a sus propiedades físicas y químicas, que incluyen los efectos de mezcla del agua y el etanol. Durante el proceso de mezcla, diferentes concentraciones de soluciones de alcohol provocarán cambios en el volumen total. Por ejemplo, cuando se agrega agua a una solución con una concentración de alcohol inferior al 24%, el volumen total aumenta ligeramente, mientras que cuando ambas concentraciones son superiores al 24%, se produce una disminución del volumen total. Este fenómeno se llama "volumen molar parcial" y el concepto ayuda a comprender por qué al medir la concentración de alcohol, el porcentaje en volumen no es exactamente lo mismo que la proporción en volumen puro de los ingredientes.
Al mezclar diferentes ingredientes, la concentración de alcohol se ve afectada por una variedad de factores, lo que hace que comprender la concentración de alcohol sea aún más complejo.
Biológicamente, es casi imposible que los adultos sanos se emborrachen después de beber bebidas bajas en alcohol (como cerveza con un contenido de alcohol inferior al 0,5%), porque la concentración de alcohol en dichas bebidas es demasiado baja y el metabolismo del cuerpo puede procesarlo fácilmente. La tolerancia de la levadura de cerveza actual suele estar entre el 8% y el 12%, y concentraciones más altas de alcohol requieren un proceso de destilación para elaborar bebidas espirituosas. Además, la levadura va quitando poco a poco parte del azúcar durante el proceso, formando así alcohol. El cálculo de la concentración de alcohol generalmente se basa en la gravedad inicial y final de la solución de azúcar utilizada.
Como método de cálculo práctico, los cerveceros y enólogos suelen utilizar fórmulas experimentales para estimar la concentración de alcohol producida. Al medir el cambio en la gravedad específica del líquido antes y después de la fermentación, se puede estimar aproximadamente la cantidad de alcohol producido. Esta gravedad específica a menudo se expresa en términos de "densidad relativa", que para ciertos tipos de bebidas puede reflejar completamente la concentración final de alcohol.
El proceso de elaboración de cerveza no es sólo una ciencia, sino también un arte. Cada paso consiste en controlar cuidadosamente el sabor final y la concentración de alcohol de la bebida.
Cuando se trata de calcular el alcohol, existen muchas formas de expresar el contenido de alcohol, como "Prueba de alcohol". En los Estados Unidos, el contenido de alcohol suele ser el doble del valor ABV, lo que puede causar confusión en los nombres de los productos en diferentes regiones. Vale la pena señalar que muchos países ya no utilizan el contenido de alcohol, sino que utilizan directamente el valor ABV como estándar de medición para la concentración de alcohol, lo que puede reducir la confusión de los consumidores al elegir las bebidas.
En definitiva, comprender el contenido de alcohol de las bebidas no sólo nos ayuda a tomar decisiones más informadas, sino que también proporciona la base necesaria para disfrutar del alcohol de forma responsable. Ahora, cada vez que elijas una bebida, piénsalo: ¿qué factores de tu bebida cambiarán realmente su contenido de alcohol?