En el sistema inmunológico, la inmunidad celular juega un papel indispensable. Aunque los anticuerpos suelen considerarse los caballos de batalla de las respuestas inmunitarias, el funcionamiento de la inmunidad celular es otra área que merece una mayor exploración. La inmunidad celular, o inmunidad mediada por células, se refiere principalmente a la respuesta producida por las células T y varios tipos de células inmunitarias en el sistema inmunológico después de la activación. Estas respuestas a menudo protegen al cuerpo atacando o destruyendo directamente patógenos extraños sin depender de anticuerpos.
La inmunidad celular está respaldada por una variedad de células especializadas, que en conjunto brindan una excelente protección contra amenazas externas.
Ya a finales del siglo XIX, la comunidad médica tenía ideas preliminares sobre el funcionamiento del sistema inmunológico. El concepto en ese momento se dividía en dos partes: una era inmunidad humoral y la otra era inmunidad celular. La inmunidad humoral se basa principalmente en el humor extracelular y los anticuerpos, mientras que la inmunidad celular se centra en el papel de las células. Con el avance de la ciencia y la tecnología, los científicos han descubierto gradualmente que el papel de la inmunidad celular en la lucha contra las enfermedades va mucho más allá de la imaginación, especialmente en el proceso de lucha contra patógenos como los virus y el cáncer.
En el cuerpo humano, todas las células relacionadas con el sistema inmunológico se desarrollan a partir de precursores linfoides comunes. Estos precursores linfoides se diferencian aún más en diferentes tipos de células T y células asesinas naturales. Cuando estas células inmaduras encuentran un antígeno, se activan y se transforman en células T efectoras con capacidad de ataque. Este proceso es fundamental porque sólo cuando las células T se exponen a un patógeno específico pueden lograr una verdadera respuesta inmune.
El funcionamiento de la inmunidad celular puede utilizar células específicas para lanzar un feroz contraataque contra las células infectadas, apuntando eficazmente a patógenos internos y externos.
La inmunidad celular se basa principalmente en dos categorías de células T: células T auxiliares CD4+ y células T citotóxicas CD8+. Las células CD4+ ayudan a las funciones de otras células inmunitarias al secretar citocinas, mientras que las células CD8+ pueden matar directamente las células infectadas o anormales. Este método de intervención directa hace que la inmunidad celular sea excelente para resistir virus, bacterias y tumores.
Según las diferentes señales de estimulación, las células T auxiliares CD4+ se pueden clasificar en células TH1, células TH2 y células TH17. Las secreciones de estas células tienen diferentes efectos sobre la respuesta inmune. Por ejemplo, las células TH1 se centran en activar los macrófagos, mientras que las células TH2 estimulan a las células B para que produzcan anticuerpos. La inmunidad celular también exhibe un alto grado de flexibilidad y adaptabilidad frente a diferentes patógenos.
La inmunidad celular no es una entidad única, está compuesta por múltiples tipos de células que trabajan juntas para lograr tareas de defensa.
Además de su papel en la lucha contra las infecciones, la inmunidad celular también está estrechamente relacionada con muchas enfermedades autoinmunes. Por ejemplo, las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple pueden considerarse el resultado de respuestas inmunitarias celulares desreguladas. En estas enfermedades, la inmunidad celular está sobreactivada y ataca los tejidos autólogos, provocando inflamación y daño.
Actualmente, la comunidad científica todavía está profundizando su comprensión de la inmunidad celular y los investigadores esperan seguir desarrollando nuevos tratamientos a través de la inmunidad celular. Por ejemplo, el uso de la terapia con células CAR-T para modificar las propias células T de un paciente para que ataquen las células cancerosas ha mostrado buenos resultados clínicos. Con el avance de la tecnología de edición de genes, es posible que en el futuro se creen terapias celulares más específicas, lo que permitirá al sistema inmunológico combatir varios patógenos de manera más eficiente.
El modelo operativo de inmunidad celular nos permite repensar la diversidad y complejidad de las respuestas inmunes. Cuando comprendamos las funciones únicas de las diferentes células en la defensa inmune, ¿podremos responder a los desafíos de las enfermedades de manera más efectiva?