Como entorno importante para la vida humana, la arquitectura tiene un profundo impacto en nuestras emociones y cognición. Cuando entramos en un edificio, ya sea un rascacielos imponente o un edificio residencial de poca altura, la escala, la forma, el material, etc. del edificio interactúan directamente con nuestros sentidos, afectando nuestra comodidad y respuesta emocional.
El tamaño y las proporciones humanas son de considerable importancia en el diseño arquitectónico.
La escala humana suele definirse como las características físicas de los seres humanos, incluida la altura, la zancada, la envergadura de los brazos, etc. Estas características desempeñan un papel fundamental en el diseño de los edificios. Diseñar espacios que se adapten al cuerpo humano puede mejorar la calidad de vida de los usuarios y hacerlos sentir cómodos y seguros. Ya sea un pasillo espacioso, un ancho de puerta adecuado o una escalera de proporciones razonables, estos diseños hacen que las personas se sientan amigables y aumentan de manera invisible nuestro sentido de identidad con el espacio.
Sin embargo, el impacto de la arquitectura no se detiene en la dimensión física. La estética visual de un edificio también puede tener un impacto emocional. En muchas culturas, los edificios con formas únicas y colores brillantes inspiran nuestra curiosidad y amor. Por el contrario, los edificios aburridos y estéticamente agradables pueden hacer que la gente se sienta deprimida y aburrida.
La percepción humana es un sistema que es más que sólo comportamiento físico; está influenciado por la cultura, las preferencias personales y la experiencia.
Las capacidades de los sentidos humanos, incluida la vista, la audición y el tacto, también juegan un papel importante en el diseño arquitectónico. Los diseñadores deben considerar el uso de la luz, la transmisión del sonido y la textura de los materiales, todos los cuales pueden afectar las emociones y el comportamiento de las personas. Un buen diseño de iluminación puede hacer que un espacio sea más luminoso y mejorar las emociones positivas de las personas, mientras que un buen diseño acústico puede reducir las molestias sonoras y hacer que las personas se sientan relajadas.
El concepto de ergonomía también se puede aplicar al diseño arquitectónico. Este campo explora las características de la fisiología humana y cómo estas características se pueden incorporar al diseño para crear espacios más humanos. Ya sea la altura de la silla, el diseño de la mesa o la distribución de la oficina, se deben tener en cuenta los movimientos humanos y los hábitos de uso para mejorar la funcionalidad y la comodidad.
La arquitectura no es sólo una combinación de espacios, sino también un portador de comunicación emocional entre las personas.
A medida que la sociedad cambia, la función y el propósito de los edificios también evolucionan. El diseño arquitectónico moderno enfatiza cada vez más la inclusión y la interactividad de la comunidad. Por ejemplo, el diseño de muchos parques urbanos y espacios públicos busca crear un entorno adecuado para que las personas puedan socializar e interactuar, y promover la comunicación entre las personas. En un espacio así, la gente puede relajarse y disfrutar de la vida. Estas funciones hacen que el edificio no sea solo una existencia física, sino una parte de la vida.
Si bien la arquitectura a menudo se diseña teniendo en cuenta la escala humana, hay casos en que este principio se viola deliberadamente. Los edificios monumentales y las grandes esculturas a menudo utilizan grandes proporciones para inspirar asombro y reflexión. La estatua de la Madre Patria, por ejemplo, utiliza su gran tamaño para transmitir un sentimiento heroico. Estos diseños persiguen una estética impactante y además transmiten fuertes valores en aspectos sociales y culturales.
Al diseñar, los arquitectos a menudo tienen que encontrar un equilibrio entre funcionalidad y estética. Particularmente dentro del movimiento arquitectónico modernista, hubo un fuerte deseo de pureza de forma y simplicidad de estructura, lo que a veces condujo a una desconexión con la escala humana. Por ejemplo, edificios como el Edificio Hancock de Boston y la Nueva Galería Nacional de Berlín, aunque muy elogiados por su estética, no necesariamente tienen eco en la gente común.
Los conceptos de sentido común a menudo no se aplican a fenómenos que están más allá de la experiencia intuitiva humana.
En última instancia, el valor de la arquitectura no reside sólo en su forma física, sino también en cómo afecta nuestras vidas, emociones e interacciones sociales. A la hora de crear, los diseñadores deben partir de los sentimientos intuitivos humanos y tratar de comprender el impacto del espacio en las emociones y la cognición humanas. A medida que la tecnología avanza y las necesidades de las personas cambian, tal vez deberíamos reflexionar sobre cómo podemos comprender la escala humana y los sentimientos que permanecen inalterados en medio de todos estos cambios.