Bajo el gran marco de la relatividad general, los agujeros negros en rotación llevan un velo misterioso. A través de la descripción de las mediciones de Kerr, podemos comprender estos fenómenos más fascinantes del universo. Un agujero negro en rotación no es sólo una bestia gravitacional en el espacio, sino también un manipulador que afecta la materia y la luz circundantes.
La métrica de Kerr se utiliza para describir la geometría del espacio-tiempo alrededor de un agujero negro sin carga en rotación. La aparición de este concepto nos permite ampliar la conocida métrica de Schwarzschild, que explica las propiedades de los agujeros negros no giratorios. Desde que Roy Kerr descubrió esta solución en 1963, los físicos han explorado cómo cambia el tejido del espacio-tiempo a medida que gira.
Este campo gravitacional giratorio hace que el espacio-tiempo circundante se tuerza. Esto se llama "arrastre de marco" y es un fenómeno único predicho por la relatividad general.
El arrastre del marco significa que cuando un objeto está cerca de una masa en rotación, su movimiento se ve afectado por su rotación, no solo por la fuerza aplicada. Esto es crucial para comprender cómo los agujeros negros afectan el espacio que los rodea.
En la métrica de Kerr, el espacio alrededor de un agujero negro en rotación forma dos regiones importantes: el horizonte de sucesos y la ergosfera. El horizonte de sucesos es la región de la que no hay escapatoria, mientras que en la ergosfera incluso la luz debe girar con el agujero negro. Estas propiedades permiten que los agujeros negros de Kerr exhiban un comportamiento único respecto de los agujeros negros no giratorios.
En la ergosfera, la materia no puede permanecer estacionaria y debe moverse con el agujero negro en rotación.
Los científicos han explorado la posibilidad de extraer energía de los agujeros negros que giran, lo que podría lograrse mediante el llamado proceso de Penrose. En este proceso, los objetos pueden entrar en la ergosfera del agujero negro y, bajo determinadas condiciones, se puede extraer parte de la energía. Con el avance de la tecnología, es posible que en el futuro sea posible obtener energía mediante este método.
Desde que LIGO observó por primera vez ondas gravitacionales en 2016, los científicos han tenido la oportunidad de observar directamente los agujeros negros en rotación. Estos eventos proporcionan evidencia sólida que respalda las predicciones de la métrica de Kerr y nos ayudan a obtener una comprensión más profunda de estos objetos más extremos del universo.
La existencia de agujeros negros en rotación no es sólo una especulación teórica, sino también el resultado de evidencia observacional, que ha cambiado nuestra comprensión básica del universo.
La existencia de agujeros negros en rotación desafía nuestra comprensión tradicional del tiempo y el espacio. Estos misteriosos cuerpos celestes no sólo dominan la estructura del espacio circundante, sino que también influyen en el paso del tiempo. En el futuro, a medida que se acumulen más datos de observación, podremos descubrir más misterios de estas maravillas cósmicas.
En un entorno cósmico tan enorme, ¿cómo afectarán los agujeros negros en rotación a la futura exploración interestelar?