La enfermedad de la tiroides es una condición médica que afecta la función de la glándula tiroides. La glándula tiroides está situada en la parte frontal del cuello y es la encargada de producir las hormonas tiroideas que circulan por la sangre y ayudan a regular el funcionamiento de muchos otros órganos, lo que la convierte en una glándula endocrina. Las principales funciones de la hormona tiroidea en el cuerpo incluyen la regulación del uso de energía y el desarrollo de bebés y niños.
Los trastornos de la tiroides generalmente se dividen en cinco categorías: hipotiroidismo, hipertiroidismo, anomalías estructurales, tumores y pruebas de función tiroidea anormales sin síntomas clínicos.
En Estados Unidos, según un informe de 2002, las tasas de incidencia de hipotiroidismo e hipertiroidismo fueron del 4,6% y del 1,3%, respectivamente. En algunos tipos de enfermedades, como la tiroiditis subaguda o la tiroiditis posparto, los síntomas pueden desaparecer y volver a la normalidad después de unos meses, pero la mayoría de los trastornos de la tiroides no se resuelven por sí solos.
Los síntomas comunes de una tiroides hipoactiva incluyen fatiga, poca energía, aumento de peso, intolerancia al frío, frecuencia cardíaca lenta, piel seca y estreñimiento, mientras que los síntomas de una tiroides hiperactiva incluyen irritabilidad, ansiedad, pérdida de peso, frecuencia cardíaca rápida, calor. intolerancia, intolerancia, diarrea y bocio.
Las anomalías estructurales generalmente no causan síntomas notables, pero algunas personas pueden experimentar síntomas relacionados con una tiroides hipoactiva o hiperactiva, o hinchazón en el cuello.
El diagnóstico comienza con una historia clínica y un examen físico. Aunque la detección de la enfermedad tiroidea en pacientes asintomáticos es controvertida, es una práctica común en los Estados Unidos. Una vez que se sospecha disfunción tiroidea, se pueden realizar pruebas de laboratorio apropiadas para apoyar o excluir la enfermedad tiroidea. Los análisis de sangre iniciales generalmente incluyen mediciones de la hormona tiroidea estimulada (TSH) y tiroxina libre (T4).
Si se sospecha autoinmunidad tiroidea, se puede realizar un análisis de sangre para detectar autoanticuerpos antitiroideos.
La enfermedad tiroidea autoinmune es una afección en la que el sistema inmunitario ataca los propios tejidos del cuerpo. Su causa no se comprende del todo, pero se cree que es parcialmente genética, y algunos ejemplos comunes incluyen la enfermedad de Graves y la enfermedad de Hashimoto.
El tratamiento de la enfermedad de la tiroides varía según la enfermedad. Para los pacientes con hipotiroidismo, el pilar del tratamiento es la levotiroxina, mientras que el hipertiroidismo debido a la enfermedad de Graves puede tratarse con yodo, fármacos antitiroideos o extirpación quirúrgica de la glándula tiroides.
En algunos casos, se puede realizar una cirugía de tiroides para extirpar un nódulo tiroideo o para reducir el tamaño de una glándula tiroides agrandada que esté afectando el tejido cercano.
La enfermedad de la tiroides tiene varias causas que afectan la calidad de vida de un individuo. Ya sea hipotiroidismo o hipertiroidismo, los desafíos que plantean estas enfermedades son áreas que la medicina moderna debería explorar y estudiar más a fondo. Los antecedentes familiares, los factores ambientales e incluso los hábitos de estilo de vida pueden afectar el riesgo de desarrollar enfermedad de la tiroides.
Piénselo bien, cuando nos enfrentamos a problemas de salud inexplicables, ¿cómo debemos buscar soluciones efectivas en lugar de ignorar las señales?