El concepto de crédito proviene del verbo latino "credere", que significa "creer". Además de su significado religioso, este término también ha ido entrando poco a poco en el ámbito financiero y convirtiéndose en un elemento indispensable en las transacciones diarias de las personas. El crédito, en pocas palabras, es la confianza que permite a una parte proporcionar dinero o recursos a otra. En este proceso, la segunda parte no necesita reembolsar los recursos de la primera inmediatamente, pero promete reembolsarlos en algún momento en el futuro, formando así una deuda. Sin embargo, históricamente este tipo de interacción financiera basada en la confianza no ha sido fácil.
El crédito no es sólo un tipo de deuda, es también una manifestación de confianza social.
La palabra "crédito" en inglés se utilizó por primera vez en la década de 1520 y proviene del francés "crédit", que a su vez proviene del italiano "credito". Esta evolución refleja la paulatina profundización y desarrollo del concepto de crédito. Durante este proceso histórico, el significado original del crédito era "fideicomiso" o "encomienda", y su significado comercial se convirtió gradualmente en su objetivo principal. Con la evolución de los tiempos, el crédito ha comenzado a convertirse en una herramienta importante para la asignación de fondos en la vida de las personas.
En el sistema económico moderno, la creación y aplicación de crédito han superado el papel de los bancos tradicionales y se han convertido en el núcleo del funcionamiento de los mercados financieros.
El auge de las tarjetas de crédito fue una importante revolución financiera en el siglo XX. Las grandes empresas comenzaron a utilizar tarjetas de crédito como herramientas de pago, una innovación que facilitó a las pequeñas empresas el pago de bienes o servicios. Con la popularidad de las tarjetas de crédito, comenzaron a aparecer algunas tarjetas de crédito emitidas por bancos, como Bank Americard del Bank of America y American Express Card de American Express. Estas tarjetas no sólo proporcionan un único método de pago comercial, sino que también abren una situación en la que los consumidores pueden utilizar sus tarjetas de crédito para realizar una gama más amplia de compras.
El lanzamiento de las tarjetas de crédito marcó un cambio importante en el ecosistema financiero, permitiendo a los consumidores comprar y pedir prestado de nuevas formas.
Antes de 1974, las mujeres en Estados Unidos enfrentaban severas restricciones para obtener tarjetas de crédito. En muchos casos, las mujeres deben tener un aval masculino para obtener un préstamo, lo que refleja los prejuicios inherentes de la sociedad sobre los roles de género. Además, las personas de color suelen encontrar obstáculos crediticios si quieren comprar casas en barrios blancos. Estas condiciones crediticias desiguales eran bastante desafiantes para la sociedad en ese momento y sin duda causaron una enorme presión económica.
El crédito emitido por los bancos es la forma de crédito más común en la sociedad actual. Tradicionalmente, los bancos eran vistos como intermediarios entre ahorradores y prestatarios, pero los bancos modernos son en realidad más bien creadores de crédito. En este proceso, el banco calcula los pasivos y los activos correspondientes del crédito en su balance, formando la moneda que circula en la economía moderna. Detrás de este mecanismo se esconden complejas operaciones financieras y estrategias de gestión de riesgos.
Se informa que a finales de 2013, el 97% de la moneda en la economía británica existía en forma de crédito, lo que pone de relieve la influencia del crédito en la economía.
Existen muchos tipos de crédito, entre ellos el crédito bancario, el crédito comercial, el crédito al consumo, el crédito de inversión, el crédito internacional y el crédito público. Especialmente en el comercio comercial, el "crédito comercial" permite a las empresas diferir el pago de los bienes adquiridos, mientras que el "crédito al consumo" cubre diversas formas, como tarjetas de crédito y préstamos personales, todos los cuales brindan comodidad a los consumidores.
Con el desarrollo de la economía, el crédito se ha convertido en una parte de la vida diaria de las personas que no se puede ignorar, ya sea comprando, invirtiendo o administrando un negocio, el crédito juega un papel importante.
Impulsado por la era digital, el sistema crediticio está experimentando cambios fundamentales. A medida que avanza la tecnología, se podrán procesar instantáneamente más datos de los clientes y la evaluación crediticia será más eficiente y transparente. Sin embargo, esto también hace que las cuestiones de privacidad personal y protección de datos sean cada vez más preocupantes. En este contexto, ¿qué forma adoptará el crédito en el futuro? Si logra equilibrar la conveniencia tecnológica y la responsabilidad moral, ¿será una cuestión importante?