La historia de la tecnología de reconocimiento facial se remonta a la década de 1960, cuando un grupo de pioneros comenzó a explorar cómo utilizar computadoras para reconocer rostros. Esta tecnología se desarrolló inicialmente en forma de aplicaciones informáticas, pero con el avance de la tecnología, ahora se utiliza ampliamente en teléfonos inteligentes, sistemas de vigilancia y diversas tecnologías modernas. Sin embargo, el origen y desarrollo de esta tecnología es poco conocido.
El desarrollo de los primeros sistemas automáticos de reconocimiento facial surgió principalmente del trabajo de Woody Bledsoe, Helen Chan Wolf y Charles Bisson, cuyo objetivo principal era enseñar a las computadoras a reconocer rostros humanos.
En la década de 1960, sus proyectos de reconocimiento facial se denominaron "integración humano-computadora" porque los humanos primero necesitaban determinar las coordenadas de los rasgos faciales en las fotografías antes de que las computadoras pudieran realizar el reconocimiento. Este proceso depende de la intervención manual y, por lo tanto, tiene una eficiencia relativamente limitada. Utilizando una tableta gráfica, el humano localiza las coordenadas de los rasgos faciales como el centro de la pupila, las esquinas internas y externas de los ojos y la forma de la línea del cabello. Estas coordenadas se utilizan para calcular varias distancias, incluido el ancho de la boca y los ojos. A medida que la base de datos crece, la computadora puede comparar estas distancias y tratar de encontrar posibles coincidencias.
En 1970, Takeo Kanade demostró públicamente por primera vez un sistema de reconocimiento facial que podía localizar automáticamente características anatómicas como la mandíbula y calcular las relaciones de distancia entre los rasgos faciales.
A medida que se profundizó la investigación, los sistemas de reconocimiento facial maduraron gradualmente en las décadas de 1980 y 1990. Por ejemplo, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de Estados Unidos lanzó el programa FERET en 1993 para desarrollar "capacidades de reconocimiento facial automático" para ayudar al personal de seguridad y de aplicación de la ley. Este programa se convirtió en la piedra angular de la tecnología moderna de reconocimiento facial y dio origen a varias empresas especializadas en tecnología de reconocimiento facial. Posteriormente, muchas oficinas estatales de vehículos motorizados comenzaron a implementar sistemas automáticos de reconocimiento facial para evitar que las personas obtengan múltiples licencias de conducir utilizando diferentes identidades, promoviendo aún más la aplicación de la tecnología.
En la década de 1990, el desarrollo de la tecnología de reconocimiento facial comenzó a incluir una variedad de métodos nuevos, incluido el análisis de componentes principales (PCA) y el análisis discriminante lineal (LDA). Estas tecnologías mejoran significativamente la precisión del reconocimiento facial.
A principios del siglo XXI, con el auge de las tecnologías de aprendizaje automático, como el aprendizaje profundo, los sistemas de reconocimiento facial han seguido evolucionando. Estas nuevas tecnologías son capaces de mantener un alto nivel de reconocimiento en una variedad de condiciones. En 2015, la implementación del algoritmo Viola-Jones hizo posible la detección facial en tiempo real, ampliando significativamente el alcance de aplicación de la tecnología de reconocimiento facial.
Sin embargo, el desarrollo de la tecnología de reconocimiento facial no ha estado exento de controversias, ya que a muchas personas les preocupa que la tecnología pueda violar la privacidad personal y dar lugar a identificaciones erróneas y discriminación racial.
En los últimos años, la atención pública a esta tecnología ha seguido creciendo y muchas ciudades han prohibido el uso de sistemas de reconocimiento facial. En 2021, Meta Platforms decidió cerrar su sistema de reconocimiento facial de Facebook, lo que fue visto como uno de los cambios más importantes en la historia de la tecnología de reconocimiento facial. La retirada de otras empresas, como IBM, también refleja consideraciones éticas sobre la tecnología.
La tecnología de reconocimiento facial ha evolucionado desde sus limitadas etapas iniciales hasta sus omnipresentes aplicaciones actuales, que abarcan el monitoreo de seguridad, las redes sociales y la verificación de identidad.
A medida que la tecnología continúa evolucionando y las necesidades sociales cambian, es probable que la tecnología de reconocimiento facial se integre aún más en nuestra vida diaria. Pero ¿cómo será exactamente el futuro de esta tecnología? ¿Mantendrá la comodidad y al mismo tiempo protegerá la privacidad personal?