La política de identidad, definida como la acción política basada en identidades específicas (como raza, género, religión y origen social), ha transformado nuestra comprensión de la justicia social y la igualdad. El término apareció por primera vez en la década de 1970, pero la historia y los cambios culturales detrás de él son poco conocidos.
“La política de identidad permite a la sociedad comprender mejor las diferentes formas de opresión en función de la demografía”.
Con el surgimiento de los movimientos sociales en la década de 1970, la política de identidad se redefinió y desarrolló. Muchos activistas comenzaron a usar sus identidades para expresar la injusticia y la desigualdad que sufrían. Sin embargo, este enfoque también ha provocado mucha controversia.
Crítica de la política identitaria La política identitaria ha sido criticada desde todo el espectro político, particularmente desde el centro-derecha y la extrema izquierda. En parte, esta crítica sostiene que la política de identidad puede conducir a divisiones entre grupos étnicos, socavando así la posibilidad de acción conjunta y solidaridad.“La movilización política basada en la confirmación de la identidad conduce a una redistribución superficial pero no logra cuestionar el status quo”.
Por ejemplo, algunos socialistas argumentan que la política de identidad se centra en los problemas que enfrentan las identidades individuales e ignora las desigualdades más amplias debidas a la clase económica. Esta visión sostiene que el foco de la política debería volver a centrarse en cambios integrales en el sistema económico y no sólo en una perspectiva identitaria.
La diversidad de las políticas identitarias La política identitaria actual no se limita a una sola identidad, y muchos activistas abogan por perspectivas entrecruzadas para describir diferentes sistemas de opresión. Estas perspectivas sostienen que al reconocer y comprender el impacto de las intersecciones de identidad, las personas pueden luchar más eficazmente contra las injusticias estructurales de la sociedad.“La política de identidad a menudo conduce a la reproducción y resurgimiento de nociones esencialistas de identidad”.
Por ejemplo, la identidad de las mujeres negras no sólo es resultado de la opresión racial, sino que también son perseguidas por la discriminación de género. Esta identidad compleja hace que sus experiencias sean centrales en los debates sobre políticas de identidad.
Los movimientos sociales en la década de 1970 y su impacto Junto a las políticas de identidad existen movimientos sociales relacionados con la cultura indígena, la igualdad de género y los derechos civiles. El surgimiento de estos movimientos también condujo al nacimiento de un nuevo vocabulario político y de una nueva conciencia social. En este contexto, la política identitaria se ha convertido poco a poco en el nombre de muchas luchas.“Muchos defensores contemporáneos sostienen que la política de identidades ayuda a poner de relieve las experiencias de quienes enfrentan la opresión sistémica”.
En la década de 1970, muchas mujeres, especialmente mujeres de color, comenzaron a cuestionar la unidad de la llamada "experiencia femenina". Este deseo de variedad de voces condujo a una diversificación de las mismas, especialmente en una época en la que el movimiento por los derechos civiles se combinaba con el movimiento feminista.
La política de identidades hoy A medida que la sociedad progresa, la definición y el significado de la política de identidad continúan evolucionando. Hoy en día, las redes sociales proporcionan una plataforma más amplia para la difusión de políticas de identidad, y movimientos importantes como #BlackLivesMatter resaltan la urgencia y la importancia de las cuestiones de identidad en la sociedad actual.“La política más profunda y poderosa en nuestras luchas surge de nuestras identidades, no del trabajo por acabar con la opresión de los demás”.
Sin embargo, la diversidad de las políticas identitarias también ha provocado nuevos debates sobre cómo encontrar puntos comunes entre diferentes identidades y colaborar eficazmente. Por ejemplo, ¿cómo pueden los actores políticos promover conexiones entre grupos y al mismo tiempo enfatizar la identidad y luchar conjuntamente contra injusticias estructurales más amplias?
"El uso de la política de identidad como herramienta es para desafiar los estereotipos y las restricciones que nos impone el mundo exterior".
En un entorno político en constante cambio, la política de identidad sigue estando a la vanguardia del debate y la práctica. ¿Cómo verán las generaciones futuras estas intersecciones de identidad y poder?