Hace unos 2.500 millones de años, la Tierra experimentó cambios importantes, conocidos como el "Gran Evento de Oxigenación". El clima de aquella época era completamente diferente al actual. Las temperaturas heladas iban acompañadas de un aumento espectacular del oxígeno. Este cambio tuvo un profundo impacto en los sistemas biológicos de la época.
Durante este período, hubo al menos tres edades de hielo, lo que muestra los cambios climáticos en ese momento. Según el análisis de los geólogos, la sedimentación del supergrupo huroniano duró desde hace unos 2.500 millones de años hasta hace unos 2.200 millones de años. La base de estos sedimentos se construyó en una grieta de placas y luego evolucionó hasta convertirse en un importante entorno de margen oceánico.
La aparición del "Gran Evento del Oxígeno" significó los rápidos cambios de organismos antiguos. Muchos organismos anaeróbicos que anteriormente ocupaban la Tierra se extinguieron, lo que allanó el camino para el surgimiento de nueva vida.
Los depósitos glaciares hurones contenían rocas llamadas diamictita, y estas capas eran similares en espesor a los sedimentos cuaternarios actuales. Estos términos de la edad de hielo cubren principalmente las tres formaciones de Ramsay Lake, Bruce y Gowganda. Aunque hay relativamente pocos sedimentos glaciares del mismo período a nivel mundial, su presencia en América del Norte, Australia y Sudáfrica muestra la tendencia del cambio climático global.
Según la evidencia geológica, los depósitos glaciares hurones marcaron un evento climático importante durante el cual los patrones y conexiones entre los ecosistemas herbáceos produjeron cambios dramáticos en la evolución de muchas biosferas.
Con el aumento de oxígeno, los microorganismos anaeróbicos originalmente adaptados a ambientes anóxicos se han topado con amenazas a su supervivencia. Según múltiples estudios, el aumento de oxígeno no sólo cambió la composición de la atmósfera, sino que también provocó eventos de ecocidio a gran escala. Detrás de este cambio está la fotosíntesis de oxígeno desarrollada por las cianobacterias. El oxígeno producido inicialmente fue absorbido por el entorno circundante, lo que finalmente condujo a una gran acumulación de oxígeno en la atmósfera.
Los académicos creen que este proceso provocó que el medio ambiente de la Tierra cambiara de una atmósfera reductora a una atmósfera oxidante, lo que afectó en gran medida al ecosistema en ese momento y posteriormente.
Sin embargo, la producción de oxígeno y la desaparición del metano empujaron el clima hacia una dirección más fría, formando el fenómeno de la Tierra congelada. En estas circunstancias, los organismos que originalmente dependían de la síntesis química y la supervivencia anaeróbica ya no pudieron adaptarse a tales cambios y, finalmente, se embarcaron en el camino hacia la extinción.
Estos cambios también brindaron oportunidades para un mayor desarrollo de organismos aeróbicos posteriores. Los organismos anaeróbicos que dependen de estos entornos para sobrevivir comenzaron el proceso de simbiosis con organismos aeróbicos. Esto permitió que algunas arqueas anaeróbicas comenzaran lentamente a incrustarse en sus membranas celulares para resistir el oxígeno ambiental, lo que permitió a los eucariotas ascender claramente durante este período.
Con el establecimiento de un entorno aeróbico, la vida en la Tierra ha entrado en una nueva era.
La historia nos dice que el aumento de oxígeno reorganizará la ecología de la Tierra, sentando así las bases para nuevas formas de vida en el futuro. Para la historia de la Tierra, esto no es sólo un cambio ecológico, sino también un punto de inflexión en la evolución de la vida. De hecho, ¿tendrá este cambio un impacto duradero en las formas de vida actuales y futuras?