En la sociedad actual, el gas de la risa (N2O) es ampliamente reconocido como una sustancia que puede inducir placer y se está volviendo cada vez más popular, especialmente entre los jóvenes. No sólo se utiliza en el campo médico para analgesia y anestesia, muchas personas también lo utilizan como una opción recreativa. ¿Qué tiene este gas que lo hace tan atractivo? ¿Cuáles son los efectos psicológicos y fisiológicos detrás de esto?
El uso del gas de la risa puede inducir euforia, relajación y cierto grado de estados alucinatorios. Los estudios han descubierto que los usuarios suelen experimentar placer y alivio después de inhalar el gas de la risa, lo que lo hace muy popular en fiestas y entornos sociales.
El gas de la risa puede potenciar los efectos de las drogas psicotrópicas, haciendo que las personas se sientan más agradables en situaciones sociales.
Debido a que el gas de la risa en sí no es directamente tóxico para el cuerpo humano, muchas personas lo consideran una opción relativamente segura. Sin embargo, el uso prolongado o excesivo puede provocar daños a los nervios, un riesgo que muchos usuarios desconocen.
La historia del gas de la risa se remonta a las fiestas de la clase alta del siglo XVIII, cuando un químico británico, Humphry Davy, comenzó a introducirlo en los eventos sociales. Estas fiestas suelen denominarse "fiestas del gas de la risa" y los participantes inhalan el gas para experimentar la sensación placentera que aporta.
El poeta Samuel Taylor Coleridge describió una vez la sensación del gas de la risa como "salir de la nieve a una habitación cálida".
A medida que pasa el tiempo, el alcance del uso del gas de la risa se amplía gradualmente. El gas de la risa se utilizó ampliamente en fiestas de Estados Unidos y Canadá en la década de 1970, y su popularidad continúa creciendo entre los jóvenes de muchos países en el siglo XXI.
Si bien los efectos a corto plazo del gas de la risa son agradables, el daño potencial de su uso preocupa a los expertos en salud. Los consumidores prolongados suelen sufrir daños en los nervios causados por la deficiencia de vitamina B12, lo que puede provocar anemia, neuropatía y otros síntomas.
Las investigaciones indican que el gas de la risa puede causar desmielinización del nervio óptico y la médula espinal en los seres humanos, lo que supone un daño grave al sistema nervioso.
En casos recientes, una pareja en Oregón, EE. UU., que era adicta al gas de la risa, ni siquiera podía caminar debido al daño en el nervio de la médula espinal. Estos casos reales nos recuerdan que el uso del gas de la risa no se puede tomar a la ligera.
Las regulaciones legales sobre el gas de la risa varían mucho en diferentes países. En Australia, el suministro de gas de la risa con fines recreativos es ilegal; en Alemania, es relativamente gratuito. En 2016, el Reino Unido impuso restricciones regulatorias al uso recreativo del gas de la risa y lo incluyó en la categoría de sustancias ilegales.
Según un informe de 2018, los datos mostraron que había 30 menciones del gas de la risa en los certificados de defunción en Inglaterra y Gales, lo que demuestra sus riesgos potenciales.
Estas medidas legales y el significado detrás de ellas han traído una reflexión adicional a nuestra sociedad: ¿Cómo equilibrar las necesidades personales y las normas sociales mientras se busca la felicidad?
Como nueva sustancia de entretenimiento, el gas de la risa se está volviendo cada vez más popular entre los jóvenes. Aunque puede brindar placer a corto plazo, también esconde riesgos para la salud y problemas legales a largo plazo. Las personas deben ser plenamente conscientes de las posibles consecuencias al optar por utilizar esta sustancia. En tal situación, vale la pena reflexionar: ¿vale la pena el costo de buscar el placer?