En biología celular, el transporte activo se refiere al proceso por el cual moléculas o iones se mueven a través de una membrana celular desde un área de baja concentración a un área de alta concentración. Este proceso va en contra del gradiente de concentración y requiere el apoyo de la energía celular. El transporte activo generalmente se divide en dos tipos: transporte activo primario (que utiliza principalmente trifosfato de adenosina, ATP) y transporte activo secundario (que utiliza gradientes electroquímicos). Esto contrasta con el transporte pasivo, que no requiere energía y permite que las moléculas o iones se muevan desde áreas de alta concentración a áreas de baja concentración.
El transporte activo es crucial en diversos procesos fisiológicos, como la absorción de nutrientes, la secreción hormonal y la transmisión de impulsos nerviosos.
El concepto de transporte activo se inició en 1848, cuando el fisiólogo alemán Emile Dubois-Raymond propuso la posibilidad de transportar sustancias de forma activa a través de membranas. En 1926, Denis Robert Hockland estudió cómo las plantas absorben sal a través de gradientes de concentración y descubrió que la absorción y el transporte de nutrientes dependían de la energía metabólica. En 1948, Rosenberg propuso el concepto de transporte activo basado en consideraciones energéticas; y en 1997, el médico danés Jens Christian Skow ganó el Premio Nobel de Química por su investigación sobre la bomba de sodio-potasio.
Las proteínas transmembrana especializadas reconocen y permiten el paso de sustancias a través de la membrana que de otro modo serían difíciles de atravesar o que requieren transporte contra un gradiente de concentración. Hay dos formas principales en el proceso de transporte activo: primer transporte activo y segundo transporte activo. El primer transporte activo depende de la energía química (como el ATP), mientras que el segundo transporte activo explota el gradiente electroquímico creado por el bombeo de iones. Para que una sustancia se mueva en contra de su gradiente electroquímico, otra sustancia puede moverse en contra de su gradiente de concentración.
Si las moléculas de la matriz se mueven de un área de baja concentración a un área de alta concentración, este proceso requiere proteínas de transporte transmembrana específicas.
En el primer transporte activo, los electrolitos comunes de Nessler (como Na+, K+, etc.) necesitan atravesar la membrana celular en forma de bombas de iones. Tomemos como ejemplo la bomba de sodio-potasio, que es una ATPasa típica que ayuda a mantener el potencial de membrana dentro de la célula. Ejemplos de transporte activo secundario incluyen los cotransportadores de sodio y glucosa (SGLT), que utilizan la energía del flujo entrante de iones de sodio para facilitar la absorción de glucosa.
En el intestino humano, la absorción activa de glucosa es un ejemplo de transporte activo. Las células ciliadas de las raíces vegetales también utilizan el transporte activo para absorber iones minerales presentes en soluciones finas. Por supuesto, iones como el cloruro y el nitrato requieren una bomba de hidrógeno para transportarlos a las vacuolas de la célula en contra del gradiente de concentración.
Ya sea transporte activo primario o transporte activo secundario, el transporte activo es la clave para que las células sobrevivan en la adversidad.
La desregulación del transporte activo puede provocar diversas enfermedades. Por ejemplo, la fibrosis quística es causada por un mal funcionamiento de los canales de cloruro, mientras que la diabetes es el resultado de defectos en el transporte de glucosa al interior de las células. Comprender el transporte activo es crucial para el tratamiento de estas enfermedades, especialmente mediante el estudio de los cotransportadores y otras proteínas de transporte relacionadas, de modo que los científicos puedan desarrollar nuevas opciones de tratamiento.
El transporte activo no es sólo un mecanismo clave en los procesos fisiológicos celulares, sino también una fuerza importante para que las células resistan la adversidad. Al obtener una comprensión más profunda de este proceso de transporte, los científicos esperan encontrar más formas de tratar enfermedades. ¿Cómo utilizan las células este mecanismo para sobrevivir y reproducirse en la adversidad? ¿Puede proporcionarnos más pistas sobre los misterios de la vida?