La corriente somalí situada en el Océano Índico occidental, como corriente límite de agua fría, trae a la gente innumerables sorpresas. Esta corriente oceánica no sólo tiene un profundo impacto en los ecosistemas costeros, sino que también forma una interacción sutil con el monzón, lo que la convierte en una parte importante de la investigación oceanográfica. Este fenómeno ha inspirado a los científicos a llevar a cabo debates en profundidad sobre el funcionamiento de las corrientes oceánicas y su singularidad ha despertado el interés del mundo exterior.
La corriente somalí es el único sistema de surgencia a gran escala que se produce a lo largo del límite occidental del océano, lo que la hace única entre los océanos del mundo.
El modo de funcionamiento y las características de la corriente somalí están estrechamente relacionados con los cambios en el monzón. Durante el monzón del suroeste, de junio a septiembre de cada año, los vientos cálidos empujan el agua costera hacia el noreste y provocan surgencias a lo largo de la costa. Es durante este período cuando las corrientes oceánicas pueden alcanzar velocidades de hasta 7 nudos por hora, lo que afecta significativamente el clima y la ecología locales.
En comparación con otras corrientes oceánicas similares, las características de afloramiento de la corriente de Somalia son particularmente significativas. Este fenómeno es causado por el transporte de Ekman, donde cuando los vientos monzónicos soplan paralelos a la costa somalí, el agua de mar es empujada hacia afuera, creando una corriente ascendente en las profundidades del océano. Este proceso no sólo reduce la temperatura del agua cercana a la costa, sino que también agita los nutrientes en las aguas costeras y aumenta la productividad del ecosistema.
En verano, debido a las fuertes surgencias, la temperatura del agua de mar a lo largo de la costa somalí puede descender más de 5°C, lo que tiene un impacto crucial en la biodiversidad local.
La comprensión de la corriente somalí se remonta a la década de 1960. Los científicos comenzaron a analizar las características y el comportamiento de esta corriente oceánica a través de investigaciones teóricas y observaciones de datos de campo. Con el paso del tiempo y el avance de la tecnología de análisis de datos, la comprensión de esta corriente oceánica se ha profundizado gradualmente y durante este período se han propuesto muchas teorías clave.
La Corriente Somalí no es sólo un fenómeno físico, también despierta el ecosistema marino local. El aumento de agua fría a lo largo de la costa es extremadamente beneficioso para el crecimiento y la abundancia del fitoplancton. Especialmente durante el monzón de verano, la abundancia de nutrientes impulsa un aumento de la productividad primaria y respalda aún más una abundante cadena alimentaria marina.
En el ecosistema de esta zona, alrededor del 25% de la biomasa del zooplancton es krill, mientras que el resto está dominado por organismos con forma de bastón. Sin embargo, la rápida corriente somalí hace que el tiempo de residencia del agua ascendente sea relativamente corto, lo que tiene cierto impacto en la productividad biológica. Los nutrientes no utilizados fluyen con las corrientes oceánicas hacia el sur del Mar Arábigo, apoyando la producción biológica allí.
En resumen, la singularidad de la corriente somalí radica no solo en sus características físicas, sino también en cómo afecta a todo el ecosistema a través de los cambios en los monzones. Esta corriente oceánica activa nos hace pensar: ¿Cómo evolucionará el ecosistema marino en el futuro?