En la sociedad actual, ya sean recursos humanos, educación, atención médica o bienestar social, los bienes públicos proporcionados por los gobiernos locales son cruciales para la calidad de vida de los residentes. A medida que avanza la urbanización, cada vez más personas comienzan a considerar la posibilidad de vivir en diferentes localidades para encontrar servicios públicos que se adapten mejor a ellos. Este fenómeno puede explicarse mediante el famoso modelo de Tiebout. El modelo fue propuesto por el economista Charles Tebbutt en 1956 para explicar cómo los individuos se trasladan a la ciudad que mejor satisface sus necesidades en función de la provisión de bienes públicos.
La idea central del modelo es que la competencia entre gobiernos locales puede promover el suministro óptimo de bienes públicos, resolviendo así el problema del oportunismo en la gobernanza local.
El modelo de Tiebout señala que, en el marco de la competencia entre gobiernos locales, los residentes pueden elegir libremente la comunidad en la que viven en función de sus preferencias y necesidades de bienes públicos. Este comportamiento de "selección" promueve la asignación óptima de bienes públicos. El modelo supone que hay dos ciudades y familias con necesidades diferentes: las familias con hijos valoran la educación pública, mientras que las familias sin hijos prefieren el consumo privado. Debido a las diferencias en los bienes públicos, estos hogares optarán por mudarse a ciudades que satisfagan mejor sus necesidades.
El modelo de Tiebout se basa en varios supuestos clave, entre ellos:
Descentralización óptimaEstos supuestos hacen que el modelo Tiebout sea más eficaz en las comunidades suburbanas, donde la movilidad entre los residentes es alta y las opciones de bienes públicos son abundantes.
Según el modelo de Tiebout, el grado de optimización de los bienes públicos depende de múltiples factores. En primer lugar, el vínculo entre los beneficios y los impuestos. Los bienes públicos que tienen fuertes vínculos con los beneficios, como las carreteras públicas, deberían ser proporcionados por los gobiernos locales, mientras que el gasto en bienestar social debería ser responsabilidad de los gobiernos estatales o federales. En segundo lugar, las externalidades positivas de los bienes públicos y las economías de escala también son factores, lo que significa que algunos bienes públicos se proporcionan mejor mediante agencias gubernamentales de nivel superior.
Múltiples estudios empíricos apoyan el concepto del modelo de Tiebout. Por ejemplo, una encuesta de Michigan encontró que las personas que vivían en grandes áreas metropolitanas tenían preferencias más consistentes por los bienes públicos porque tenían más opciones. Esto demuestra que donde los residentes tienen mayor libertad para elegir dónde vivir, están más satisfechos con el gasto público.
ConclusiónUn análisis más detallado de los datos muestra que el gasto en bienes públicos de los residentes en áreas urbanas y suburbanas está más acorde con sus necesidades, mientras que es relativamente escaso en las áreas no urbanas.
En la búsqueda de un entorno de vida ideal, comprender el modelo Tiebout no sólo ayuda a los residentes a elegir una ciudad que se adapte a sus necesidades, sino que también alienta a los gobiernos locales a participar en una mayor competencia e innovación en el suministro de bienes públicos. De cara al futuro, ¿cómo debemos considerar las diferencias en la oferta de bienes públicos entre distintas ciudades?