Durante las últimas décadas, la deuda pública mundial ha seguido creciendo, una tendencia que ha atraído una atención generalizada, especialmente durante las crisis económicas. Al enfrentar nuevos desafíos económicos, los gobiernos de todo el mundo tienen que recurrir al endeudamiento para ajustar sus economías, mantener la estabilidad social y reducir el desempleo. La deuda pública no es sólo una herramienta para las operaciones fiscales, sino que también conlleva la resiliencia y la resiliencia de un país frente a las crisis.
El endeudamiento gubernamental puede verse como un "amortiguador" para la economía. Durante una recesión económica, el gobierno puede utilizar la financiación deficitaria para mantener los servicios públicos.
La fuente de la deuda pública suele ser déficits presupuestarios pasados, cuando el gasto público excedía los ingresos y tenía que depender del endeudamiento para llenar el vacío. Tomando como ejemplo los datos de 2020, la deuda pública mundial alcanzó los 87,4 billones de dólares estadounidenses, lo que representa el 99% del PIB mundial. Detrás de la cifra de deuda pública se refleja la necesidad de la sociedad de disponer de los fondos necesarios para la gestión de crisis, especialmente en acontecimientos importantes como epidemias a gran escala o depresión económica.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la relación entre la deuda pública y el PIB es un indicador importante para evaluar la sostenibilidad fiscal del gobierno.
Desde una perspectiva histórica, la evolución de la deuda pública también refleja el proceso de desarrollo político y económico de un país. Ya en los siglos XVII y XVIII, Gran Bretaña estableció un sistema parlamentario que incluía a los acreedores, de modo que los préstamos del gobierno pudieran estar garantizados. El establecimiento de este sistema no sólo mejoró el crédito del país, sino que también abrió un camino para las operaciones financieras del gobierno.
La reciente epidemia de COVID-19 ha contribuido al aumento de la deuda pública. Para hacer frente al impacto económico de la epidemia, varios países han implementado medidas de estímulo fiscal a gran escala. Si bien estas medidas han frenado efectivamente la desaceleración económica en el corto plazo, plantean un desafío para la sostenibilidad fiscal del gobierno en el largo plazo.
Las medidas de estímulo fiscal, si bien mantienen la economía en funcionamiento, también pueden crear presión de deuda en el futuro.
Los niveles de deuda pública excesivamente altos pueden provocar un aumento de las tasas de interés, desplazando así a los fondos de inversión privados. Según una investigación del Banco Mundial, la deuda pública que supere los niveles tendrá un impacto negativo en el crecimiento económico. Por ejemplo, si la relación entre deuda pública y PIB en los países desarrollados supera el 77%, el crecimiento económico anual futuro disminuirá.
Para evitar crisis de deuda, muchos países han establecido reglas y límites al equilibrio presupuestario. Por ejemplo, políticas como el "ancla de la deuda" de Suecia y el "freno de la deuda" de Alemania están diseñadas para controlar el crecimiento de la deuda pública. Además, la UE también exige que los estados miembros cumplan con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y limiten la deuda pública a menos del 60%.
En términos generales, la deuda pública, como herramienta importante para hacer frente a las crisis económicas, tiene ventajas y desafíos. En el futuro, la forma en que los países pueden utilizar eficazmente la deuda para equilibrar las necesidades económicas actuales y la salud fiscal a largo plazo será una cuestión que merecerá un debate en profundidad.