La causa fundamental del hipotiroidismo: ¿Cómo la tiroiditis de Hashimoto afecta sutilmente su salud?

La tiroiditis de Hashimoto, también conocida como tiroiditis linfocítica crónica, es una enfermedad autoinmune en la que la glándula tiroides se destruye gradualmente. Es posible que no notes ningún síntoma en las primeras etapas de la enfermedad, pero con el tiempo la glándula tiroides puede hincharse y formar un bocio indoloro. La mayoría de las personas eventualmente desarrollan una tiroides hipoactiva, con sus síntomas concomitantes, incluyendo aumento de peso, fatiga, estreñimiento, pérdida de cabello y dolores generales. Con el paso de los años la glándula tiroides tiende a encogerse. Las posibles complicaciones incluyen linfoma de tiroides, mientras que otras complicaciones de una tiroides hipoactiva pueden incluir colesterol alto, enfermedad cardíaca, insuficiencia cardíaca, presión arterial alta, mixedema y posibles problemas durante el embarazo.

Se cree que la tiroiditis de Hashimoto es causada por una combinación de factores genéticos y ambientales.

Además, los factores de riesgo de la tiroiditis de Hashimoto incluyen antecedentes familiares y la presencia de otras enfermedades autoinmunes. El diagnóstico generalmente se confirma mediante análisis de sangre, que incluyen hormona estimulante de la tiroides (TSH), tiroxina (T4), autoanticuerpos antitiroideos y ecografía. Otras afecciones con síntomas similares incluyen la enfermedad de Graves y el bocio nodular no tóxico. En ausencia de hipotiroidismo o bocio, la enfermedad de Hashimoto no suele tratarse, pero en presencia de estas afecciones puede tratarse con levotiroxina. Sin embargo, los pacientes deben evitar la ingesta excesiva de yodo, aunque sigue siendo necesaria una ingesta adecuada de yodo durante el embarazo. La cirugía generalmente se utiliza como último recurso para tratar el bocio.

Según las estadísticas, la prevalencia mundial de la tiroiditis de Hashimoto es del 7,5% y varía mucho en las distintas regiones.

En Estados Unidos, la enfermedad afecta más a las personas blancas que a las personas negras y es más frecuente entre los grupos de ingresos bajos y medios. Las mujeres fueron más susceptibles, con una prevalencia del 17,5%, en comparación con el 6% de los hombres. La tiroiditis de Hashimoto es la causa más común de hipotiroidismo en los países desarrollados y generalmente comienza entre los 30 y 50 años. La incidencia de la enfermedad ha aumentado en los últimos años. La enfermedad fue descrita por primera vez por el médico japonés Hakaru Hashimoto en 1912, y estudios realizados en 1956 descubrieron que era una enfermedad autoinmune.

Síntomas y signos

En las primeras etapas de la enfermedad de Hashimoto, puede haber hallazgos normales en el examen físico con o sin bocio. El bocio es un agrandamiento de la glándula tiroides que generalmente es simétrico y visible en la parte anterior del cuello. A medida que la enfermedad progresa, la glándula tiroides puede endurecerse, agrandarse y formar nódulos, y algunos cambios pueden no sentirse fácilmente. El agrandamiento de la tiroides es causado principalmente por la infiltración de linfocitos y la fibrosis. Los pacientes pueden experimentar una variedad de síntomas de hipotiroidismo, incluidos aumento de peso, disminución de la tolerancia al frío, fatiga, mixedema e irregularidades menstruales. La falta prolongada de hormona tiroidea puede provocar cambios en las fibras musculares, causando problemas como debilidad y dolor muscular.

La mayoría de los síntomas están relacionados con una glándula tiroides hipoactiva y, en algunos casos, las personas con Hashimoto pueden experimentar síntomas similares incluso cuando sus niveles de hormona tiroidea son normales.

Causas

Las causas de la tiroiditis de Hashimoto son complejas. Alrededor del 80% del riesgo proviene de factores genéticos, mientras que el 20% restante está relacionado con factores ambientales, como la ingesta de yodo, medicamentos, infecciones, estrés y radiación. La autoinmunidad tiroidea puede ser hereditaria y muchos pacientes refieren antecedentes familiares de tiroiditis autoinmune o enfermedad de Graves.

Diagnóstico

Los médicos generalmente comienzan el diagnóstico evaluando sus síntomas y realizando un examen físico completo, incluido un examen del cuello. El diagnóstico también puede implicar pruebas como la prueba de anticuerpos antitiroideos y la ecografía, que pueden ayudar a confirmar la presencia de la enfermedad. Las pruebas de función tiroidea (como las pruebas de nivel de TSH) también son esenciales. Muchos profesionales médicos señalan que la detección y el diagnóstico tempranos son cruciales para controlar la enfermedad.

Los efectos de la tiroiditis de Hashimoto pueden ser profundos y sutiles, lo que nos hace preguntarnos si esto es un recordatorio para que prestemos más atención a nuestras necesidades de salud de la tiroides y nos hagamos los controles correspondientes.

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