Los virus de las vacunas, especialmente el virus vaccinia (VACV), se han convertido rápidamente en herramientas importantes para la salud pública en los últimos siglos con el desarrollo y uso generalizado de las vacunas contra la viruela. Como virus envuelto complejo, el genoma del virus vaccinia tiene aproximadamente 190 kb de largo y codifica aproximadamente 250 genes. Este genoma grande y único permite que el virus vaccinia se reproduzca sorprendentemente en el cuerpo humano, pero ¿cuáles son los secretos desconocidos que se esconden detrás de todo esto?
El virus de la vacuna se replica únicamente en el citoplasma de la célula huésped, lo que lo diferencia de otros virus de ADN.
El tamaño del virión del virus vaccinia es de aproximadamente 360 × 270 × 250 nanómetros y tiene una masa de 5 a 10 femtogramos (fg). Su estructura especial permite que el virus lleve a cabo procesos eficientes de replicación de genes y síntesis de proteínas dentro de las células. Durante su ciclo de infección, el virus vaccinia produce una variedad de formas infecciosas, como el virus maduro intracelular (IMV), el virus con envoltura intracelular (IEV), el virus con envoltura asociado a células (CEV) y los virus con envoltura extracelular (EEV). Estas diferentes formas virales desempeñan papeles importantes en la propagación de virus, especialmente IMV, que es crucial en la transmisión de huésped a huésped.
El virus vaccinia es capaz de reiniciarse replicativamente (reactivación de multiplicidad, MR). Durante este proceso, incluso si el genoma viral está dañado, varios virus pueden interactuar entre sí para formar un genoma viral viable. Esta propiedad no sólo añade vigor a la reproducción del virus sino que también contribuye a su supervivencia continua dentro del huésped. En su investigación, los científicos descubrieron que los virus afectados por factores como la luz ultravioleta, el nitrógeno del agua del grifo o los rayos gamma también pueden producir una progenie de virus eficaz mediante RM, lo que les aporta una ventaja de supervivencia mediante la recombinación y reparación de genes virales.
El genoma del virus vaccinia también contiene varias proteínas que le ayudan a resistir los interferones del huésped. La función principal de estas proteínas es suprimir la respuesta inmune del huésped al virus, lo que permite que el virus vaccinia se multiplique eficientemente en el huésped y reduce la capacidad del sistema inmunológico del huésped para reconocerlo. Por ejemplo, proteínas como K3L y E3L pueden inhibir eficazmente la actividad de PKR, fortaleciendo aún más la resistencia al virus vaccinia.
En 1796, el médico británico Edward Jenner descubrió por primera vez que la viruela vacuna podría proporcionar protección contra la viruela, sentando las bases para el desarrollo de vacunas. Con el tiempo, el virus vaccinia fue identificado gradualmente como el componente principal de la vacuna contra la viruela, aunque los registros sobre sus orígenes son relativamente vagos. Los científicos especulan que los virus vaccinia, vaccinia y variola pueden haberse originado a partir del mismo virus ancestral, lo que explicaría sus propiedades similares.
El uso de la vacuna contra la viruela vacuna siempre gira en torno a una pregunta: ¿Cómo proteger eficazmente a los humanos sin causar una infección de viruela?
Con el avance de la ciencia y la tecnología, la aplicación del virus vaccinia en la terapia génica y la ingeniería genética también ha recibido amplia atención. La investigación de la comunidad científica sobre el virus vaccinia no sólo es beneficiosa para la prevención de la viruela, sino que también proporciona nuevas ideas para el desarrollo de vacunas modernas. En el uso de la forma moderna de la vacuna minipox, ACAM2000, y varias otras variantes del virus vaccinia, hemos podido presenciar la sorprendente vitalidad y adaptabilidad del virus vaccinia.
Sin embargo, durante el uso de vacunas, también debemos considerar los posibles efectos secundarios y riesgos para los grupos con menor inmunidad. La capacidad reproductiva del virus vaccinia es ciertamente sorprendente, pero como vacuna, ¿puede realmente cumplir su misión de proteger a los humanos?