Entre los fármacos para reducir el colesterol, un grupo de elementos resinosos llamados antagonistas de los ácidos biliares están atrayendo gradualmente la atención. Estos medicamentos no sólo ayudan a las personas a mejorar la salud cardiovascular, sino que también muestran su valor en muchas otras aplicaciones médicas. Este artículo analizará en profundidad cómo funcionan los antagonistas de los ácidos biliares y sus usos médicos.
Los antagonistas del ácido cólico son compuestos poliméricos que se utilizan a menudo como resinas de intercambio iónico.
Estos medicamentos afectan la circulación enterohepática al unirse a las sales biliares y prevenir su reabsorción.
Cuando los antagonistas de los ácidos biliares ingresan al intestino, se unen a las sales biliares, lo que hace que el cuerpo no pueda volver a absorber los ácidos biliares. Como resultado, el hígado intenta producir más ácidos biliares para compensar la pérdida y el cuerpo utiliza el colesterol para sintetizar ácidos biliares, lo que reduce los niveles sanguíneos de lipoproteínas de baja densidad (comúnmente conocidas como "colesterol malo").
Dado que el ácido cólico se sintetiza a partir del colesterol, prevenir la reabsorción de ácido cólico puede conducir a niveles más bajos de colesterol. Por lo tanto, los antagonistas de los ácidos biliares se utilizan a menudo para tratar la hipercolesterolemia y las anomalías de los lípidos. Sin embargo, con la llegada de las estatinas, la frecuencia de uso de estos fármacos ha disminuido significativamente.
La diarrea crónica puede ser causada por un exceso de sales biliares que pasan al colon en lugar de ser absorbidas al final del intestino delgado (íleon). Este tipo de malabsorción de ácidos biliares puede ocurrir después de una cirugía ileal o en la enfermedad de Crohn, o incluso en una enfermedad idiopática primaria.
Los antagonistas del ácido colélico se consideran la base del tratamiento de la diarrea causada por ácidos biliares.
Durante el tratamiento, muchos pacientes pueden experimentar molestias, como gases o dolor abdominal, lo que puede ser un desafío durante el tratamiento.
En personas con enfermedad hepática crónica, las sales biliares pueden depositarse en la piel, causando picazón, y se pueden usar antagonistas de los ácidos biliares para prevenir esto. Estos medicamentos también se pueden utilizar como terapia complementaria para reducir los niveles de hormona tiroidea en el cuerpo.
Debido a que los antagonistas de los ácidos biliares actúan principalmente en los intestinos, generalmente no ocurren efectos secundarios sistémicos. Sin embargo, para algunos pacientes, estos medicamentos pueden causar problemas como estreñimiento, diarrea, gases y malestar gastrointestinal.
Los antagonistas de los ácidos biliares también pueden unirse a otros fármacos en el intestino, impidiendo su absorción. Por lo tanto, generalmente se recomienda a los pacientes que no tomen otros medicamentos a las pocas horas de tomarlos.
Estos medicamentos también pueden afectar la absorción de vitaminas liposolubles (como las vitaminas A, D, E y K), lo que provoca posibles deficiencias vitamínicas.
Existen varios medicamentos de este tipo actualmente en el mercado, entre ellos: colestiramina, colestipol y otros medicamentos similares.
En resumen, los antagonistas de los ácidos biliares no sólo muestran efectos sorprendentes en la reducción del colesterol, sino que también desempeñan un papel importante en muchas otras enfermedades. Sin embargo, al elegir un medicamento, ¿deberíamos también considerar sus posibles efectos adversos e interacciones?