El aprendizaje sensorial nos permite mejorar y refinar continuamente nuestras capacidades perceptivas en la vida cotidiana. No es sólo la capacidad del oído para distinguir el tono, sino también de muchos otros sentidos, como la vista, el tacto y el olfato. La investigación científica demuestra que mediante la práctica sistemática podemos lograr mejoras significativas en nuestra sensibilidad perceptiva.
El aprendizaje sensorial es la capacidad de un individuo de producir diferentes percepciones basadas en la experiencia y el conocimiento cuando se enfrenta a la misma estimulación sensorial.
Estudios de laboratorio han demostrado que mediante una práctica adecuadamente estructurada, las personas pueden lograr mejoras significativas en la sensibilidad perceptiva. Tomando como ejemplo el entrenamiento de sensibilidad visual del Vernier, los sujetos experimentales necesitan juzgar si una línea es desplazada por otra línea. Los sujetos no entrenados tendieron a desempeñarse bien en la tarea, pero después del entrenamiento, su sensibilidad aumentó hasta seis veces. Estas mejoras también se observaron en pruebas de reconocimiento de movimiento visual y sensibilidad direccional.
No sólo eso, en la tarea de búsqueda visual, los sujetos necesitan encontrar el objeto objetivo entre muchos factores de interferencia. Los estudios han demostrado que la experiencia puede mejorar significativamente la sensibilidad y la velocidad de un sujeto. En un estudio, los sujetos mejoraron su capacidad para encontrar líneas oblicuas de unos 200 milisegundos a 50 milisegundos, lo que demuestra que con la práctica adecuada, la búsqueda visual se vuelve automática y eficiente, independientemente de la cantidad de objetos en una escena. El tiempo empleado ya no se extiende .
El aprendizaje sensorial es omnipresente en la vida: las experiencias dan forma a cómo vemos y oímos las cosas.El aprendizaje sensorial ocurre casi todo el tiempo en la vida diaria. El grado en que comprendemos diferentes culturas y razas afecta directamente nuestros estereotipos sobre ellas. A través de la experiencia, las personas suelen ser mejores a la hora de identificar estímulos similares, y esto puede resultarnos un desafío cuando nos enfrentamos a monedas escondidas entre formas similares.
Sin embargo, el aprendizaje sensorial no se limita a nuestra vida diaria. Con el tiempo, estudios experimentales han demostrado que la sensibilidad a las diferencias entre estímulos de la misma categoría disminuye. Este fenómeno se llama percepción de categorías. Los bebés que oyen variaciones en el habla pero que pertenecen a la misma categoría de fonemas parecen perder sensibilidad a ellas a los 10 meses de edad y se acostumbran a distinciones con asociaciones lingüísticas.
La acumulación de experiencia y la extracción de patrones estructurales en el proceso son las razones por las que los profesionales sobresalen en sus campos.
Para los ajedrecistas, su capacidad de interpretar rápidamente situaciones complejas en el tablero de ajedrez no se debe a habilidades visuales sorprendentes, sino más bien a la extracción continua de patrones relacionados con la estructura específica del juego de ajedrez. En esta evolución, la percepción subjetiva se transforma en especialización sensorial. Entre una madre y su bebé recién nacido, la capacidad de entenderse mutuamente crece a medida que ella aprende a reconocer diferencias sutiles en los llantos de su bebé, lo que refleja un profundo proceso de aprendizaje sensorial.
A través de una formación literaria competente, las reglas estructurales del inglés se volverán más claras. Un fenómeno de este proceso se llama efecto de superioridad de palabras: las personas tienden a reconocer palabras completas más rápidamente que letras individuales. Experimentos posteriores también mostraron que entre las variantes de sonidos, incluso si eran similares en propiedades físicas, pero las categorías de fonemas eran diferentes, la velocidad de reacción de los sujetos mejoró significativamente, lo que confirmó una vez más el funcionamiento de la experiencia perceptiva central.
La idea de que "la práctica hace al maestro" sugiere que la experiencia sensorial general puede mejorarse aún más.
El potencial del aprendizaje sensorial fue descubierto hace mucho tiempo por los humanos. Ya sea que se trate de cata de vinos, evaluación de telas o sensibilidad a las preferencias musicales, está documentado desde mediados del siglo XIX. El entrenamiento táctil sobre la piel también demostró que, a medida que avanzaba el entrenamiento, la capacidad de los sujetos para distinguir las zonas sensibles del tacto mejoraba significativamente. Esta mejora se mantuvo durante los días siguientes y, a menudo, el efecto de la mejora se limitaba a la zona entrenada.
Estos resultados de investigaciones existentes nos hacen pensar: ¿qué tan profundo es el proceso de aprendizaje sensorial? ¿Cómo afecta la brecha entre las capacidades de percepción de la mayoría de las personas y las de los profesionales a nuestras vidas y a nuestro trabajo?