Desde la pandemia de COVID-19, la importancia de la investigación y el desarrollo de vacunas se ha vuelto cada vez más destacada. Mientras los científicos intentan combatir diversos virus, la tecnología de transmisión de secuencias también recibe cada vez más atención. Esta tecnología proporciona nuevas ideas y métodos para el desarrollo de vacunas y también nos permite obtener una comprensión más profunda de la evolución y el mecanismo de transmisión del virus.
La propagación de secuencias es un proceso de crecimiento repetido de bacterias o virus transfiriendo el virus a un nuevo entorno para observar su evolución.
La propagación de secuencias es el proceso de hacer crecer virus o bacterias en diferentes entornos experimentales durante múltiples rondas. Los científicos suelen hacer esto en un laboratorio para observar la evolución del patógeno a lo largo del experimento. Con cada ronda de transmisión, los virus y las bacterias pueden cambiar debido a mutaciones, y este cambio a veces puede usarse para estudiar la patogenicidad de los virus.
Para el desarrollo de vacunas, la propagación de secuencias puede crear una cepa de vacuna que tenga un patógeno menos patógeno pero que conserve su inmunogenicidad.
La transmisión de secuencias puede ocurrir in vitro (in vitro) o in vivo (in vivo). El método experimental in vitro consiste en aislar virus o bacterias, dejarlos crecer durante un período de tiempo determinado, luego transferir algunas muestras a un nuevo entorno y luego realizar el mismo proceso de crecimiento. Por el contrario, los experimentos in vivo implican que el patógeno infecte animales, crezca dentro del huésped y extraiga muestras de otros huéspedes.
En cualquier escenario, el patógeno puede mutar con el tiempo, mostrando diferencias claras entre el patógeno original y sus variantes.
La tecnología de propagación de secuencias comenzó en el siglo XIX. El famoso científico Louis Pasteur utilizó esta tecnología para desarrollar una vacuna contra la rabia. El trabajo de Pasteur apuntó a la atenuación de patógenos, que implica propagarlos entre diferentes huéspedes para que se vuelvan menos patógenos.
Pasteur obtuvo un virus de la rabia atenuado trasplantando tejido cerebral de animales infectados a animales sanos.
Utilizando técnicas de propagación de secuencias, los científicos pueden reducir la patogenicidad de los virus y crear vacunas vivas. Estas vacunas vivas son generalmente más eficaces que las vacunas inactivadas. Sin embargo, surgen ciertos riesgos ya que el virus puede evolucionar a la inversa y volverse contagioso nuevamente.
La eficacia a largo plazo y la efectividad de las vacunas vivas hacen que desempeñen un papel importante en la investigación y el desarrollo de vacunas, pero en realidad, también es necesario considerar sus posibles problemas de seguridad.
Actualmente, muchos estudios utilizan la transmisión de secuencias para estudiar los cambios patógenos, la evolución adaptativa y el desarrollo de resistencia a los medicamentos de los virus. Por ejemplo, algunos equipos de investigación aplicaron la propagación de secuencias al virus del SARS con el objetivo de convertirlo en letal en modelos animales para estudios posteriores.
Durante la investigación sobre el virus de la influenza H5N1, los científicos se sorprendieron al descubrir que el virus podía propagarse de persona a persona después de solo unas pocas secuencias de transmisión.
La transmisión secuencial no se limita al desarrollo de vacunas, sino que también refleja las oportunidades potenciales para que los patógenos se propaguen entre diferentes huéspedes. Estos hallazgos proporcionan información importante sobre cómo mejorar la salud pública en áreas altamente endémicas, al tiempo que resaltan la importancia de las buenas prácticas de higiene, ya que inhiben la propagación de patógenos altamente patógenos.
En última instancia, durante la epidemia, ¿podemos encontrar formas más efectivas de prevenir la mutación y la propagación del virus para proteger la salud pública?