En el mundo de los insectos existe una pequeña proteína llamada cigarramina, que tiene extraordinarias propiedades antibióticas y anticancerígenas. Este descubrimiento puede cambiar nuestra comprensión de los antibióticos y el tratamiento del cáncer y también revelar recursos farmacéuticos ocultos en la naturaleza.
La cigarrarina era un péptido antibacteriano aislado originalmente de la hemolinfa de la polilla del arce (Hyalophora cecropia). Tiene la capacidad de destruir las membranas celulares bacterianas e inhibir la absorción de prolina. Esta proteína, que tiene entre 31 y 37 aminoácidos de longitud, es un componente central del sistema inmunológico innato del insecto y es eficaz contra bacterias Gram positivas y Gram negativas.
"La cicilina no es sólo una sustancia antibacteriana, algunos derivados también muestran una poderosa actividad anticancerígena."
La investigación señala que la cigarra tiene una estructura similar a los péptidos antimicrobianos secretados por otros insectos, pero sus respectivas capacidades anticancerígenas son impactantes. La cigarramina B, P1 y sus derivados han demostrado un potencial sorprendente en la investigación contra el cáncer. Tienen un efecto inhibidor significativo sobre ciertas células cancerosas humanas, especialmente en algunas células tumorales resistentes a los medicamentos. Este es un candidato prometedor para futuros tratamientos. nueva esperanza.
Según los resultados de la investigación, la cigarramina B mostró un fuerte efecto inhibidor sobre las células tumorales cancerosas en ratones en estudios in vitro, y después de usar cigarramina en el experimento, el período de supervivencia de los ratones aumentó significativamente. Otros estudios estructurales han demostrado que la actividad anticancerígena de estas cigarras proviene de su capacidad para formar agujeros en las membranas de las células tumorales, y los mecanismos moleculares implicados en este proceso pueden convertirse en la base de nuevas estrategias de tratamiento del cáncer.
"El futuro de la cigarramina no es sólo antibacteriano, sino también anticancerígeno. Puede ser una nueva esperanza para la investigación del cáncer."
Estos hallazgos muestran que la cigarramina puede afectar selectivamente a las células cancerosas sin dañar las células normales. Por ejemplo, los investigadores descubrieron que la cigarra Mdcec de las hormigas domésticas tiene un efecto inhibidor sobre la proliferación de líneas celulares de cáncer de hígado humano, pero no afecta a las células hepáticas normales, lo que abre una nueva dirección para el tratamiento tumoral dirigido.
Vale la pena señalar que también se han explorado las propiedades antibióticas de la cigarramina, en particular su potencial para combatir la formación de biopelículas. Los estudios han demostrado que la cigarramina A puede destruir eficazmente las biopelículas formadas por Escherichia coli uropatógena (UPEC), lo que no sólo demuestra su eficacia en experimentos in vitro, sino que también muestra importantes efectos terapéuticos en el caso de una infección por patógenos reales.
"El uso de cigarramina como parte del tratamiento del cáncer puede reducir la dosis necesaria de medicamentos de quimioterapia y reducir los efectos secundarios."
Aunque la cigarramina ha demostrado un potencial terapéutico alentador, todavía existen muchos desafíos al aplicarla en aplicaciones clínicas, incluido cómo administrar eficazmente estos fármacos peptídicos a las células tumorales y cómo resolver el problema de múltiples problemas farmacocinéticos que surgen de la necesidad de fármacos. administración. Algunos investigadores han propuesto el concepto de terapia génica, es decir, introducir genes de cigarramina en células tumorales, lo que se ha demostrado que reduce la tumorigénesis en algunas células cancerosas.
Además, a medida que se descubran más cigarras potenciales, estas nuevas cigarras pueden aportar nuevas ideas al desarrollo de nuestros medicamentos contra el cáncer. En particular, las cigarras especiales de determinadas plagas forestales, con sus propiedades de carga negativa, pueden abrir un camino de investigación completamente nuevo.
Las investigaciones futuras se centrarán en revelar las propiedades estructurales de la cigarrarina y su mecanismo anticancerígeno, lo que no sólo enriquecerá nuestra comprensión de la biología de los insectos, sino que también puede suponer un progreso revolucionario en el tratamiento del cáncer.
Con este doble milagro de propiedades anticancerígenas y antibacterianas, el descubrimiento de la cigarra ha provocado nuestro replanteamiento de los recursos médicos naturales. ¿Deberíamos explorar estos misterios de la naturaleza más profundamente para inspirar una nueva ronda de innovación médica?