En la región de Waterloo de Ontario, la construcción del tren ligero (LRT) ION ha pasado por un proceso tortuoso, desde el inicio de la evaluación ambiental en 2009 hasta su inauguración oficial en 2019. Los retrasos en este sistema de transporte público moderno se debieron a diversos factores. Exploremos su complicada historia y los desafíos a los que se enfrentó.
ION es una red de transporte público cuidadosamente diseñada para mejorar la eficiencia, brindar opciones de transporte sostenibles y promover un crecimiento compacto en la Región de Waterloo.
La trayectoria del ION LRT se remonta a 2004, cuando el gobierno regional inició una evaluación ambiental para determinar la viabilidad de construir una línea de tránsito rápido. El diseño original pretendía mejorar los servicios de transporte público en la zona y promover un desarrollo urbano compacto a lo largo de la ruta. Sin embargo, aunque la fase de planificación se desarrolló sin problemas, la construcción real se vio obstaculizada por una serie de factores externos.
En 2009, después de una amplia consulta con la comunidad y el apoyo de múltiples miembros del público, el Consejo Regional finalmente aprobó el proyecto ION LRT. Sin embargo, a medida que avanzaba la construcción, los retrasos en la fabricación y entrega de los vehículos se convirtieron en el mayor obstáculo. Todo comenzó en 2014 cuando se aprobó y comenzó el permiso de construcción. Sin embargo, los continuos retrasos han echado por tierra los planes de abrir la línea a finales de 2017.
El costo total del sistema se estimó inicialmente en 818 millones de dólares, pero en diciembre de 2017 esa cifra se redujo en aproximadamente 50 millones de dólares debido a retrasos y sobrecostes presupuestarios.
Los principales problemas surgen en la fabricación de vehículos ferroviarios ligeros y en la gestión de la cadena de suministro. Según el acuerdo original, los vehículos debían haber sido entregados en 2016, pero a finales de 2018 algunos vehículos aún no habían llegado, lo que dificultó la puesta en marcha de todo el sistema. Estos retrasos no sólo afectaron el tiempo de puesta en marcha de los servicios públicos, sino que también provocaron un aumento significativo del presupuesto originalmente planificado, obligando finalmente al gobierno provincial a intervenir para resolver el problema de financiación.
En 2010, el gobierno de Ontario se comprometió a ayudar a financiar dos tercios de los costos de construcción, pero a medida que pasó el tiempo, el compromiso de financiación final no alcanzó las expectativas, lo que obligó al consejo a encontrar recursos adicionales para llenar el vacío en el presupuesto. . brecha. Sin duda, esto supone un duro golpe para los planificadores y los partidarios.
En este contexto, los gestores de proyectos y todos los sectores de la sociedad han comenzado a centrarse en la verdadera cuestión: ¿cómo debería funcionar el transporte público en el futuro?
Con el paso del tiempo, ION LRT superó dificultades y logró su objetivo original: mejorar los servicios de transporte regional. Cuando el sistema se lanzó oficialmente el 21 de junio de 2019, el número promedio diario de pasajeros alcanzó los 11.780 por primera vez, lo que demuestra el apoyo y las expectativas de los ciudadanos hacia el nuevo sistema.
Sin embargo, aún no se sabe si la segunda fase de construcción se llevará a cabo según lo previsto en el futuro. Según el plan, la construcción de la ampliación a Cambridge comenzará ya en 2028. A juzgar por la situación actual, este retraso no sólo afecta a la transformación de los modelos de servicio, sino que también puede tener impactos a largo plazo en los desarrollos circundantes.
Al mirar en retrospectiva todo el proyecto ION LRT, no podemos evitar preguntarnos: En la planificación de las ciudades modernas, ¿cómo podemos resolver el problema de la construcción retrasada de los sistemas de transporte público y lograr opciones de transporte sostenibles?