La sorprendente historia de los parásitos: ¿Por qué sobreviven en sus huéspedes?

En biología y medicina, un huésped es un organismo más grande que transporta a un organismo más pequeño. Estos organismos más pequeños a menudo incluyen parásitos, mutualistas o simbiontes. Sobreviven gracias a los nutrientes y al refugio que les proporciona el huésped. Hay numerosos ejemplos de animales que se infectan con parásitos (por ejemplo, nematodos) de sus huéspedes, mientras que las células pueden albergar virus patógenos. Tomando las plantas como ejemplo, las plantas hospedantes proporcionan alimento a los microdepredadores, lo que constituye una relación evolutivamente estable entre parásitos y hospedantes.

Simbiosis y parasitismo La simbiosis se puede dividir en varios tipos diferentes de relaciones, dependiendo de cuánto duren estas relaciones y cuánto afecten a ambas partes. Si un organismo es mucho más grande que el otro, a menudo se lo llama huésped. En el parasitismo, el parásito se beneficia a expensas del huésped, mientras que en la simbiosis ambas partes pueden vivir juntas en armonía y seguridad. Los estudios han demostrado que la mayoría de los parásitos sólo tienen características parasitarias en una determinada etapa de su ciclo de vida.

Los estilos de vida parasitarios evolucionaron en al menos 233 eventos independientes entre los parásitos y sus parientes libres más cercanos.

Algunos organismos existen en estrecha asociación con sus huéspedes y se transforman en parásitos sólo cuando las condiciones se vuelven hostiles. Por ejemplo, algunos parásitos se esconden dentro de sus huéspedes y, después de crecer hasta cierta etapa, pueden causar la muerte del huésped.

Tipo de host

En parasitología, el tipo de huésped tiene múltiples definiciones. El huésped primario es el organismo en el que el parásito alcanza la etapa madura y se reproduce. Algunos huéspedes, llamados huéspedes intermediarios, albergan parásitos inmaduros y son necesarios para su desarrollo. Los parásitos o huéspedes de transporte son organismos que albergan parásitos pero no afectan su desarrollo. Además, con la aparición de ciertos huéspedes, a menudo aparecen huéspedes inesperados que no permiten que el parásito complete su ciclo de vida, lo que eventualmente puede conducir a una situación de barrera infecciosa.

Por ejemplo, los humanos y los caballos se consideran huéspedes finales del virus del Nilo Occidental; una vez infectados, no tienen suficiente virus en sus cuerpos para transmitirlo a los mosquitos que los pican.

Plantas hospedantes y microdepredadores

En las plantas, los microdepredadores parasitan a las plantas hospedantes en una estrategia evolutivamente estable que implica alimentarse de partes de las plantas. Las áreas de hospedaje de los microdepredadores reflejan sus adaptaciones evolutivas únicas. Algunos insectos están especializados y dependen de una sola planta para sobrevivir.

Las larvas, como los gusanos de seda, se alimentan exclusivamente de hojas de morera, mientras que insectos más diversos, como la polilla brusu, se alimentan de una variedad de plantas.

Efectos del rango de hospedadores El rango de huéspedes se refiere al conjunto de huéspedes que un parásito puede explotar. En el caso de los parásitos humanos, los cambios en el rango de huéspedes pueden afectar el comportamiento parasitario o la epidemiología de la enfermedad clínica.

Por ejemplo, los virus de la gripe que infectan a diferentes huéspedes en los cerdos pueden provocar una deriva antigénica y la aparición de nuevas cepas del virus.

Interacciones no parasitarias

En algunos casos, el huésped forma una relación completamente mutualista con otros organismos, como la simbiosis entre las termitas y los protozoos en sus intestinos. Ambas partes en estas relaciones dependen completamente de la existencia del otro, y esta interacción, hasta cierto punto, asegura la supervivencia de la especie.

Antecedentes históricos

La relación entre huésped y parásito ha sido reconocida desde los inicios de la historia de la humanidad. Por ejemplo, los parásitos humanos como los anquilostomas eran ampliamente reconocidos ya en el antiguo Egipto. Con el tiempo, aumentó la conciencia científica sobre la importancia de los distintos huéspedes y, en 1877, Albert Bernhard Frank fue el primero en describir las relaciones simbióticas en los líquenes.

Estas diversas relaciones de hospedaje nos recuerdan que todos los organismos que viven en la Tierra están interconectados y forman una red ecológica compleja e intrincada. En un ecosistema así, ¿cómo crees que la relación entre huésped y parásito afectará la evolución biológica futura?

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