La brecha digital se refiere a la brecha en tecnología de la información y acceso a Internet entre países desarrollados y en desarrollo, que puede afectar muchos aspectos como el desarrollo económico, las oportunidades educativas y el bienestar social. Aunque la cobertura de Internet continúa creciendo en todo el mundo, no todos los países están siguiendo el ritmo de este cambio.
No se trata simplemente de una falta de tecnología en determinadas áreas, sino más bien del grado en que se utiliza la tecnología y de su calidad.
Según las estadísticas, existe una desigualdad significativa en la distribución del ancho de banda de las comunicaciones globales. Por ejemplo, en 2014, sólo tres países –China, Estados Unidos y Japón– poseían el 50% del potencial de ancho de banda instalado a nivel mundial. Esta concentración no es un problema nuevo. Históricamente, diez países han dominado entre el 70 y el 75 por ciento de la capacidad de comunicación global. La brecha se hizo más pronunciada cuando China superó a Estados Unidos como líder mundial en ancho de banda en 2011.
La brecha digital no es una cuestión unidimensional; abarca múltiples factores, entre ellos el acceso físico, el acceso financiero y las características sociodemográficas.
Para disfrutar del acceso a Internet, las personas primero deben tener acceso a computadoras y equipos de Internet. Sin embargo, en algunos países este acceso físico básico sigue siendo un desafío.
El costo de adquirir equipos de tecnología de la información y acceso a Internet es un factor importante en la brecha digital. Como muchas personas saben, las diferencias en los ingresos familiares afectarán directamente su capacidad para acceder a la tecnología.
Además del estatus económico, las características demográficas como el nivel educativo, la edad y el género también afectan el uso de la TI. En muchos países, las desventajas de las mujeres y de los ancianos en la penetración de la tecnología también han atraído una atención generalizada.
A pesar de la brecha digital en la sociedad, algunos estudios muestran que cuando las mujeres tienen tecnología, en realidad pueden usarla más que los hombres.
Si bien muchas organizaciones y expertos técnicos han propuesto varias soluciones para abordar la brecha digital, todavía existen muchos desafíos en la práctica. La cuestión se complica aún más por factores que incluyen la influencia del entorno político y las dificultades de acceso institucional.
Esfuerzos actuales para abordar la brecha digitalEn algunos países, los regímenes autoritarios restringen el libre acceso de los ciudadanos a Internet, lo que no sólo socava el flujo equitativo de información sino que también inhibe la innovación y el desarrollo.
Ya sea mediante avances tecnológicos, como el desarrollo de Internet por satélite, o mediante programas educativos de gobiernos y organizaciones no gubernamentales, se están realizando esfuerzos para reducir esta brecha digital. Por ejemplo, el programa “Una computadora por persona” intenta promover computadoras de bajo costo en zonas pobres para aumentar la alfabetización digital de los niños.
La tarea de superar la brecha digital requiere colaboración global y pensamiento innovador para garantizar que todos tengan acceso igualitario a las oportunidades que brinda Internet. Como han señalado algunos expertos, la inclusión digital implica más que sólo el acceso tecnológico: también debe tener en cuenta la diversidad cultural y social.
El auge de las redes sociales también ha abierto nuevas posibilidades para mejorar la brecha digital. Con la ayuda de estas plataformas, las personas de más regiones pueden compartir información y experiencias, promoviendo así una distribución justa de los recursos digitales.
En este mundo digital desigual, ¿somos capaces de ayudarnos unos a otros y permitir que todos disfruten de las ventajas de la era digital?