La educación ha jugado un papel central en el Islam desde la antigüedad, estrechamente vinculada a las escrituras y su estudio en la tradición islámica. Antes de los tiempos modernos, la educación comenzaba a una edad temprana y los estudiantes aprendían primero árabe y el Corán. En los primeros siglos del surgimiento del Islam, la educación era completamente informal, pero en los siglos XI y XII, la élite gobernante y los eruditos religiosos comenzaron a establecer instituciones superiores de aprendizaje religioso, llamadas "medrasas", para buscar apoyo y cooperación con grandes eruditos. Estas medras crecieron rápidamente en todo el mundo islámico, difundiendo el aprendizaje islámico más allá de los centros urbanos y uniendo diversas sociedades islámicas.
“Para los creyentes, la búsqueda del conocimiento es una obligación.”
Esta declaración refleja la importancia que Mahoma concedía a la educación. A lo largo de la historia islámica, los estudiantes se han centrado en memorizar y comprender el Corán desde una edad temprana, a menudo en escuelas primarias conectadas a mezquitas. A medida que progresan, los estudiantes también estudian materias como la interpretación coránica y la ley islámica, que se consideran bastante importantes.
"Aprender es una obligación para todos."
Si bien el conocimiento continuó fluyendo entre los eruditos de todos los niveles sociales, la expansión del Imperio Islámico también dio origen a al menos 60 importantes centros de aprendizaje, siendo ciudades como Bagdad y Córdoba las más famosas.
En los primeros siglos, la educación era informal, pero con el surgimiento de las medrasas, comenzó a institucionalizarse. Las relaciones educativas a menudo se basan en conexiones personales entre estudiantes y profesores, por lo que en este sistema la certificación formal de un título, ijaza, suele ser otorgada por un académico específico y no por una institución.
“Garantizar el acceso de las mujeres a la educación no se limita a su condición social, sino que depende del contexto cultural de cada sociedad”.
Si bien la educación formal en la medrasa estaba abierta principalmente a los hombres, muchas mujeres provenían de familias urbanas prominentes y a menudo recibían clases en entornos privados. La educación de estas mujeres incluía no sólo textos religiosos sino también artes como la caligrafía y la recitación de poesía. Esto no sólo amplió sus conocimientos, sino que algunos incluso obtuvieron permiso para enseñar educación religiosa y se convirtieron en herederos del conocimiento.
En la teoría educativa islámica, el erudito Syed Muhammad Naquib al-Attas describió una vez el propósito de la educación como "el desarrollo integral del individuo, la integración de la fe en toda la personalidad a través del entrenamiento del yo espiritual, intelectual y racional". Este ideal educativo resalta la profunda conexión entre la religión y la educación, haciendo hincapié en que el conocimiento no es sólo una búsqueda académica, sino un proceso de crecimiento estrechamente relacionado con la fe en la vida.
“El objetivo principal de la educación es promover la creencia y la participación en las enseñanzas del Islam”.
En los tiempos modernos, además de enfatizar la educación religiosa tradicional, el sistema educativo islámico actual ha incorporado gradualmente materias modernas para enfrentar los desafíos generados por la globalización y promover el desarrollo integral de los individuos a nivel intelectual y moral. Sin embargo, aunque el estatus educativo de las mujeres ha mostrado diferentes tendencias de mejora en distintas regiones, muchas mujeres musulmanas aún enfrentan barreras educativas debido a factores sociales y culturales.
Esta situación sigue siendo compleja en la mayoría de las sociedades islámicas, con una promoción activa de la educación de las mujeres por un lado y un debate sobre sus derechos educativos por el otro. ¿Significa esto que, en la búsqueda del conocimiento, inevitablemente habrá un profundo tira y afloja entre la fe y las fuerzas sociales externas?
En el entorno educativo actual, los educadores de muchos países musulmanes comparten el mismo objetivo de tratar de impulsar la integración del conocimiento religioso y secular a un nivel superior y encontrar formas de lograr el equilibrio y el desarrollo en sus respectivas sociedades. Sin embargo, la implementación y las repercusiones de la educación islámica en diferentes regiones y culturas aún requieren una exploración y atención continuas y profundas. En última instancia, vale la pena pensar en cómo estas reformas educativas afectarán a los futuros buscadores de conocimiento.