La producción continua es un método de producción ininterrumpida que se utiliza ampliamente para fabricar, procesar o manipular materiales. La esencia de este método radica en el flujo continuo de materiales, que pueden ser secos a granel o líquidos, los cuales cambian constantemente durante el proceso, sufriendo reacciones químicas o tratamientos mecánicos y térmicos. La producción continua contrasta marcadamente con la producción en lotes porque generalmente implica funcionar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, con solo paradas de mantenimiento excepcionales, por ejemplo dos veces al año.
Muchas plantas químicas pueden incluso funcionar durante más de uno o dos años sin parar, y los altos hornos pueden funcionar de forma continua durante cuatro a diez años sin detenerse.
En la actualidad, las técnicas de producción continua se utilizan en muchas industrias, entre las que se incluyen, entre otras:
En un entorno de producción continua, los trabajadores a menudo trabajan en turnos, tanto por razones prácticas como económicas. Estas industrias generalmente requieren mucho capital, por lo que la administración es muy sensible a las interrupciones de la producción.
Los procesos de apagado y encendido a menudo dan como resultado un producto degradado que debe reprocesarse o desecharse.Antecedentes históricos
Uno de los procesos de producción continua más antiguos es el alto horno, utilizado para producir hierro fundido. El funcionamiento del alto horno es intermitente, aunque la reacción química de los materiales es continua. Una de las primeras plantas de producción continua fue el Molino Crumpleford, diseñado por Richard Arkwright en 1771. Fue la primera fábrica capaz de transformar materias primas en productos terminados a través de una serie de operaciones. En 1799, la patente de la máquina de papel Fourdrinier también fue uno de los procesos de fabricación continua en los primeros días de la Revolución Industrial. Era capaz de producir rollos de papel de forma continua, subvirtiendo el método tradicional de producción de papel en hojas individuales.
Con el avance de la tecnología en el siglo XIX, la producción química y la refinación de petróleo lograron gradualmente una producción continua. A principios del siglo XX, las técnicas de producción continua se habían vuelto bastante comunes.
Además del mantenimiento, también se producen tiempos de inactividad para realizar modificaciones en el proceso, como instalar nuevos equipos o vincular subprocesos. Las reuniones de seguridad son muy importantes en esta etapa, las cuales incluyen no sólo verificar el estado de los equipos, sino también asegurar que los trabajadores cuenten con una ventilación adecuada y un ambiente de trabajo seguro.
Las medidas de seguridad incluyen la realización de reuniones de seguridad antes de realizar trabajos de mantenimiento planificados y garantizar que toda la maquinaria relevante esté desenergizada para evitar operaciones accidentales.
La producción continua puede verse facilitada por procesadores continuos. Diseñadas para la mezcla continua de productos viscosos, estas máquinas combinan mezcla y transporte para garantizar un proceso de mezcla optimizado y consistente. El diseño del procesador continuo permite una entrada continua de diferentes materiales, lo que da como resultado una mejor mezcla dentro de una cámara de mezcla larga.
El rango de aplicación de los procesadores continuos incluye mezcla, amasado, cizallamiento, cristalización, envasado, etc., y pueden procesar una variedad de materiales como plásticos, pigmentos y alimentos.
El desarrollo continuo de la tecnología de producción continua sin duda ha tenido un enorme impacto en el modelo de producción de muchas industrias. A medida que dominemos e innovemos estas tecnologías, ¿qué tipo de progreso traerán los futuros cambios en los procesos de producción?