Muchas personas creen que la leche materna es estéril, pero esta creencia tradicional ha sido cuestionada por las últimas investigaciones científicas. Con el avance de la tecnología de cultivo microbiano y la tecnología de no cultivo, los investigadores han descubierto que hay muchos microorganismos en la leche materna humana, y estos microorganismos forman una comunidad única en las glándulas mamarias y la leche materna de la madre.
Los componentes básicos de la microbiota de la leche humana no son idénticos a los que se encuentran en otras partes del cuerpo humano, y estos microorganismos pueden proporcionar una fuente beneficiosa de microbiota intestinal para los bebés.
La comunidad bacteriana de la leche materna humana es diferente de otros organismos y muestra un alto grado de diversidad. Según las investigaciones, la concentración normal de bacterias en la leche materna de mujeres sanas es de aproximadamente 103 unidades formadoras de colonias (UFC) por mililitro. Si bien se detectaron cientos de taxones operativos en la leche materna de cada mujer, sólo nueve especies bacterianas, como Streptococcus, Staphylococcus y otras, estuvieron presentes en todas las muestras.
No fue hasta principios del siglo XXI que la comunidad científica se dio cuenta de que la leche materna no era una sustancia estéril. Los estudios han demostrado que las bacterias de la leche materna están estrechamente relacionadas con la composición de la microbiota intestinal del bebé, lo que significa que las bacterias prebióticas contenidas en la leche materna pueden ayudar a reforzar el sistema inmunológico y el desarrollo intestinal del bebé.
Las investigaciones muestran que los probióticos como Bifidobacterium y Lactobacillus contenidos en la leche materna pueden combatir las bacterias patógenas, reduciendo así el riesgo de enfermedades infantiles.
En la actualidad, no existe una conclusión definitiva sobre el origen de los microorganismos de la leche materna, pero existen varias hipótesis. Las bacterias en el seno pueden provenir de la piel circundante del seno o de los microbios orales del bebé. También hay investigaciones que sugieren que el flujo inverso durante la lactancia puede provocar el establecimiento de bacterias dentro de los conductos mamarios.
El índice de masa corporal (IMC) materno, el sexo del bebé, el modo de nacimiento y otros factores pueden afectar la composición microbiana de la leche materna. Por ejemplo, los estudios han demostrado que las mujeres que no tomaron antibióticos durante el embarazo y la lactancia produjeron leche materna con mayores proporciones de Lactobacilos y Bifidobacterias.
Los oligosacáridos humanos (HMO) de la leche materna se consideran prebióticos, promueven el crecimiento de bacterias probióticas y ayudan a mejorar la salud intestinal.
La salud de la madre tiene un impacto significativo en la composición microbiana de la leche materna. Por ejemplo, un IMC materno más alto se asocia con niveles alterados de Bifidobacterium y Staphylococcus aureus, y la leche materna es generalmente menos diversa. Además, las mujeres VIH positivas tienen una mayor diversidad y abundancia de lactobacilos en la leche materna.
El modo de parto también puede afectar la composición microbiana de la leche materna, ya que la leche de madres que tuvieron parto vaginal muestra una mayor diversidad y contiene más bifidobacterias y lactobacilos. Con las diferentes etapas de la lactancia, la composición microbiana de la leche materna también cambiará. La diversidad microbiana en el calostro es mayor, mientras que la leche materna madura parece ser relativamente simple.
La lactancia materna se considera un factor importante en el establecimiento del microbioma intestinal del bebé. Para las madres, la lactancia materna puede reducir el riesgo de enfermedades metabólicas, mejorar la función inmune e incluso retrasar la menstruación. Para los bebés, la leche materna puede mejorar el sistema inmunológico y reducir el riesgo de infección.
Las investigaciones muestran que las madres que amamantan reportan significativamente menos ansiedad, mal humor y estrés que las madres que usan fórmula, lo que demuestra el impacto positivo de la lactancia materna en la salud mental.
A medida que avanza la ciencia, estamos recomprendiendo los microbios en la leche materna, lo que no solo desafía la sabiduría convencional sino que también nos proporciona nuevos conocimientos para apoyar la salud infantil y materna. Estos hallazgos nos hacen reflexionar: ¿Cómo podemos utilizar estos beneficios microbianos para apoyar de manera más integral la salud materna e infantil en el futuro?