La provincia de Gilan, situada al noroeste de Irán, es testigo de esta antigua civilización, con una ubicación geográfica única y una larga historia. Pero durante los tiempos difíciles de la invasión árabe, la gente de esta tierra, especialmente los gilans, mostraron un notable espíritu de resistencia. No sólo defendían su propio espacio vital, sino que también representaban la continuación y persistencia de una cultura nacional.
En el año 637 d. C., los gilanes se enfrentaron por primera vez a un ejército árabe, una batalla que se convirtió en un símbolo de la resistencia temprana. El pueblo Gilan en ese momento estaba dirigido por el comandante dilamita Muta, quien reunió guerreros de los grupos étnicos Gilan, Dilamita y Persa para luchar contra la invasión extranjera.
No es sólo una batalla, sino una defensa de la cultura y la autonomía.
En esta famosa batalla de Jalula, el ejército árabe sufrió pérdidas relativamente graves debido a la valentía de Muta, pero la situación fue finalmente irreversible. Aunque proclamaron la victoria, la retirada ordenada de los gilans demostró sin duda su espíritu indomable.
La resistencia no es una simple guerra, sino una batalla para defender una cultura de miles de años.
La provincia de Gilan ha conservado su singularidad a lo largo de la historia y muchos de sus residentes han desempeñado papeles valientes en los movimientos políticos y sociales modernos. Especialmente en la década de 1910, los Gilan formaron sus propias fuerzas de resistencia y continuaron su lucha para derrocar al régimen autoritario, convirtiéndolos en héroes de la historia.
El pueblo Gilan no sólo enfrentó desafíos externos en la antigüedad, sino que su historia, paradójicamente, deduce las raíces de la confianza cultural actual. ¿Qué lecciones podemos aprender hoy de esta historia de coraje y tenacidad?