El sistema esquelético del caballo tiene tres funciones principales: proteger los órganos vitales, proporcionar un marco y sostener las partes blandas del cuerpo. Normalmente, un caballo tiene 205 huesos, las extremidades pélvicas suelen contener 19 huesos y las extremidades torácicas 20 huesos. Estos huesos no sólo establecen la estructura corporal del caballo, sino que también desempeñan un papel vital en las actividades diarias.
Las funciones principales de los huesos incluyen actuar como palanca, almacenar minerales y servir como sitio para la producción de glóbulos rojos. Los huesos se pueden dividir en cinco categorías según su forma y función: huesos largos, huesos cortos, huesos planos, huesos irregulares y huesos sesamoideos.
Los huesos largos, que se encuentran principalmente en las extremidades, ayudan en el movimiento, almacenan minerales y sirven como palanca para aumentar la movilidad. Los huesos cortos, que se encuentran en articulaciones como las rodillas, los tobillos y los cascos, absorben los golpes. Los huesos planos, como las costillas, rodean y protegen los órganos internos. Los huesos irregulares, como las vértebras, protegen el sistema nervioso central. Los huesos sesamoideos a menudo están incrustados en tendones, como los huesos sesamoideos digitales proximal y distal en los caballos. La combinación y la forma de estos huesos trabajan juntos para formar la estructura estable del caballo.
Los ligamentos conectan hueso con hueso o hueso con tendón y son esenciales para estabilizar las articulaciones y las estructuras de soporte.
Los ligamentos generalmente están hechos de materiales fibrosos que son fuertes pero relativamente carentes de suministro de sangre, por lo que las lesiones de los ligamentos a menudo tardan mucho en sanar. Los ligamentos de las extremidades superiores, como el ligamento cervical y el ligamento supraespinoso, sirven principalmente para sostener la cabeza para que pueda subir o bajar. Los ligamentos suspensorios de las extremidades inferiores sostienen las articulaciones de los cascos del caballo y evitan una extensión excesiva.
El esqueleto axial del caballo incluye el cráneo, la columna, el esternón y las costillas, y el esqueleto apendicular es la combinación de las extremidades anteriores y posteriores.
El cráneo del caballo está formado por 34 huesos que protegen el cerebro y sostienen múltiples órganos sensoriales. La columna suele tener 54 huesos, incluidas las vértebras cervicales, torácicas, lumbares, sacras y coccígeas. Al mismo tiempo, los huesos apéndices también son decisivos. La estabilidad de las extremidades traseras depende principalmente de la conexión entre la pelvis y la columna, mientras que las extremidades anteriores están suspendidas por músculos y tendones, lo que hace que las extremidades del caballo sean extremadamente flexibles.
Los caballos que actúan, al igual que los atletas humanos, ejercen una tensión alta y constante sobre sus huesos y articulaciones, especialmente cuando corren, saltan o hacen giros cerrados.
Como resultado, una proporción significativa de los caballos de alto rendimiento desarrollarán artritis, especialmente si se les entrena intensamente a una edad temprana o si trabajan en malas condiciones de superficie. El tratamiento de la enfermedad de las articulaciones en las primeras etapas generalmente incluye manejo y suplementos nutricionales y, a medida que la enfermedad avanza, es posible que se necesiten medicamentos adicionales. Para los casos graves, ya se utilizan ampliamente terapias avanzadas como la proteína antagonista del receptor de interferón-1 y la terapia con células madre.
El sistema esquelético del caballo no sólo funciona como soporte estructural, sino que también proporciona estabilidad y flexibilidad durante el movimiento. A medida que aumenta el rendimiento atlético de su caballo, se vuelve aún más importante comprender el funcionamiento y la salud de sus huesos. ¿Alguna vez te has preguntado en qué medida el sistema esquelético de un caballo afecta su rendimiento?