Los inhibidores directos del factor Xa (como rivaroxabán, apixabán y edoxabán) son una clase de anticoagulantes que se utilizan para tratar y prevenir la trombosis, en particular en pacientes con fibrilación auricular (FA) no valvular y otros factores de riesgo. Entre la multitud. Estos medicamentos también se utilizan ampliamente para prevenir la formación de coágulos sanguíneos después de la cirugía de reemplazo de rodilla y cadera. Sin embargo, estos medicamentos no son adecuados para todos y sus contraindicaciones y riesgos potenciales deben considerarse cuidadosamente al utilizarlos.
Las contraindicaciones de los inhibidores directos del factor Xa incluyen las siguientes:
El uso de estos anticoagulantes está absolutamente contraindicado en pacientes con sangrado activo o alto riesgo de sangrado.
Además, debido a que se desconocen los efectos de estos medicamentos en el feto o el recién nacido, los médicos generalmente no los recetan durante el embarazo o la lactancia. Además, si existe insuficiencia renal grave, el riesgo de utilizar estos medicamentos aumenta considerablemente. Esto se debe a que la función renal afecta el metabolismo y la excreción de los medicamentos, lo que puede provocar que estos se acumulen en el organismo y aumenten las posibilidades de sangrado.
El sangrado es el efecto secundario más común de los inhibidores directos del factor Xa, particularmente el sangrado de la cavidad nasal, el tracto gastrointestinal o el sistema genitourinario. Estos medicamentos tienen un mayor riesgo de sangrado gastrointestinal pero un menor riesgo de sangrado en el cerebro que la warfarina.
Interacciones farmacológicas y sobredosisLas personas también pueden experimentar otros efectos secundarios al tomar estos medicamentos, como malestar estomacal, mareos, anemia o aumento de los niveles de enzimas hepáticas.
El uso concomitante con otros anticoagulantes, como antiinflamatorios no esteroides (AINE), antiplaquetarios y heparina, puede aumentar el riesgo de sangrado. Además, el uso concomitante con rifampicina y fenitoína puede reducir sus efectos anticoagulantes, mientras que el uso concomitante con fluconazol puede aumentar el riesgo de sangrado.
En caso de sobredosis, su proveedor de atención médica puede solicitar un análisis cuantitativo del factor Xa. Para eventos hemorrágicos mayores, andexanet alfa fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) en 2018 como un antídoto específico.
Estos medicamentos tienen un inicio y fin de acción rápidos y generalmente se suspenden entre 12 y 48 horas antes de la cirugía y se reanudan poco después. Esto hace que los inhibidores directos del factor Xa sean la primera opción para muchos pacientes en comparación con la warfarina.
Antes de la introducción de los inhibidores directos del factor Xa, los antagonistas de la vitamina K, como la warfarina, eran los únicos anticoagulantes orales disponibles. Con el avance de la tecnología médica, el uso de heparina de bajo peso molecular ha cambiado el proceso de tratamiento de anticoagulación, permitiendo a los pacientes regresar a su vida diaria más rápidamente después del alta. Estos avances también han conducido a la aparición de fármacos como los inhibidores directos del factor Xa y otros anticoagulantes sintéticos.
Perspectivas socioculturalesAunque los inhibidores directos del factor Xa cuestan más de diez veces más que la warfarina, los menores costos de monitoreo requeridos para estos medicamentos pueden aportar cierto grado de equilibrio a los costos médicos generales.
Por último, en cuanto a marcas, existen varias opciones en el mercado, entre las que se incluyen Xarelto (rivaroxaban), Eliquis (apixaban), Lixiana (edoxaban) y Bevyxxa (betrixaban).
Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿tiene suficiente información para saber si usted o un ser querido debe tomar un inhibidor directo del factor Xa?