En la era actual de auge de la tecnología electrónica, la interferencia electromagnética (EMI) se ha convertido en un problema que no se puede ignorar. Ya se trate de equipos electrónicos domésticos, sistemas electrónicos automotrices o equipos de comunicación avanzados, la interferencia electromagnética puede afectar su rendimiento y estabilidad. Por lo tanto, se ha vuelto crucial comprender qué es EMI y su impacto.
La interferencia electromagnética se refiere a la degradación del rendimiento de los equipos electrónicos o de los canales de transmisión causada por perturbaciones electromagnéticas.
La compatibilidad electromagnética (EMC) se refiere a la capacidad de los equipos electrónicos de funcionar correctamente en el entorno electromagnético en el que se encuentran sin causar interferencias electromagnéticas innecesarias. El objetivo principal de EMC es garantizar que los diferentes dispositivos que operan en el mismo entorno no interfieran entre sí. Para lograr este objetivo es necesario considerar tres aspectos principales: la generación de interferencias, la resistencia del equipo y la trayectoria de propagación de la interferencia.
Los primeros problemas de interferencia electromagnética se remontan a los rayos. A mediados del siglo XVIII, los pulsos electromagnéticos inducidos por rayos (LEMP) permitieron proteger barcos y edificios. Con la popularización de la electricidad, desde finales del siglo XIX, más equipos se han visto afectados por fallas de cortocircuito en el sistema de suministro de energía y han surgido varios tipos de dispositivos de protección, como disyuntores y fusibles.
Después de entrar en el siglo XX, con el desarrollo de las comunicaciones por radio, los problemas que pueden causar interferencias han surgido en un flujo interminable. Se empezaron a establecer regulaciones internacionales para garantizar que las comunicaciones por radio no sufrieran interferencias. Los cambios de diseño, como el uso de conmutadores, han provocado la aparición de interferencias electromagnéticas en equipos públicos y domésticos, y se han promulgado leyes para limitar las fuentes de dichas interferencias.
Las emisiones electromagnéticas son energía electromagnética generada por alguna fuente, ya sea intencional o accidental, y liberada al medio ambiente.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el sector de defensa prestó cada vez más atención a los efectos de los pulsos electromagnéticos nucleares (NEMP) y de los rayos sobre los equipos. Frente a una gestión del espectro cada vez más estricta, se desarrollan constantemente estándares para diversos niveles de salida, lo que ha llevado al surgimiento de la industria EMC, centrándose en el análisis, las pruebas y el diseño, al tiempo que se garantiza la conformidad de los equipos.
Es fundamental comprender la naturaleza de la EMI y sus efectos en los equipos electrónicos. La EMI se divide en varias categorías, incluido el ruido de fondo y las perturbaciones transitorias. La fuente puede ser artificial o natural. El ruido creado por el hombre, como el de los dispositivos inteligentes y electrodomésticos, puede afectar a otros dispositivos que los rodean. Luego está la cuestión de la ruta de conexión: cómo se transmite la EMI desde su fuente hasta el dispositivo receptor.
El propósito de EMC es controlar la EMI para evitar efectos no deseados.
Existen varias medidas para controlar la EMI y mejorar la compatibilidad, como la conexión a tierra, el blindaje, el filtrado y otras técnicas de diseño. Un buen diseño puede reducir las emisiones electrónicas y mejorar la resistencia a las interferencias. Para ello, los diseñadores necesitan conocer los principios de las distintas interferencias electromagnéticas y su importancia para la seguridad de las computadoras electrónicas y los electrodomésticos.
Con el avance de la tecnología, diferentes países y organizaciones internacionales han ido estableciendo una serie de estándares EMC, como la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC) y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de los Estados Unidos. Estas normas ayudan a los países y a las empresas a regular el diseño y la producción de equipos para evitar interferencias innecesarias en su funcionamiento.
En términos de pruebas, generalmente se divide en pruebas de emisión e inmunidad, y la conformidad con EMC del equipo se confirma mediante un equipo de prueba calibrado profesionalmente. Las instalaciones de prueba de área abierta (OATS) y las salas de pruebas EMC son ubicaciones comunes para este tipo de pruebas.
En resumen, con el rápido avance de la tecnología electrónica, el impacto de la EMI no se puede subestimar. Una gestión eficaz de EMC ayudará a mejorar el rendimiento y la estabilidad de los equipos electrónicos y protegerá nuestras vidas y nuestro trabajo de las interferencias electrónicas. ¿Merecen los desafíos y las soluciones planteados aquí un debate más profundo?