Las almendras, como nuez deliciosa, son amadas por los consumidores de todo el mundo. Pero mientras disfrutamos de sus delicias, ¿hemos ignorado los peligros potenciales que esconde?
Las almendras pertenecen al árbol Prunus, que incluye una variedad de frutas como melocotones, cerezas y ciruelas. Sin embargo, algunos de los ingredientes de estas deliciosas frutas pueden suponer una amenaza para nuestra salud. Las semillas de almendras son en realidad la parte principal de la planta en crecimiento; sin embargo, estas semillas a veces contienen ingredientes tóxicos.
Muchas especies de pruneus contienen compuestos llamados glucósidos cianogénicos, especialmente las almendras amargas.
La "semilla" de la almendra es en realidad una estructura biológica llamada "endocarpio", que forma parte del fruto. Si bien las almendras dulces que comemos son seguras, las almendras amargas contienen glucósidos cianogénicos, que liberan ácido cianhídrico cuando se descomponen. Aunque es posible que la gente común no se envenene inmediatamente si come una pequeña cantidad de almendras amargas, comer una gran cantidad puede tener consecuencias graves.
El ácido cianhídrico es una toxina fuerte que puede afectar rápidamente el sistema nervioso y causar síntomas de intoxicación. Por ejemplo, los síntomas iniciales pueden incluir dolores de cabeza, náuseas y, en casos graves, coma o muerte. Por ello, hay que tomar en serio ciertos tipos de almendras, especialmente aquellas variedades de almendras dulces.
La gente suele hablar maravillas de los beneficios para la salud de las almendras, pero se pasa por alto la toxicidad potencial de las semillas de almendras.
A pesar de las evidentes ventajas de las almendras, que son ricas en grasas saludables y antioxidantes, sus semillas deben consumirse con precaución debido a la toxicidad presente en sus semillas. Si eres amante de las almendras o los albaricoques, se recomienda elegir almendras dulces procesadas para evitar la exposición a la toxicidad de las almendras amargas.
Este riesgo no se limita a las almendras. Otras especies de ciruelas pasas, como los albaricoques y los melocotones, tienen problemas similares, especialmente en sus huesos. Por ello, es importante saber consumir estas frutas de forma segura para conseguir que nuestra salud no se ponga en riesgo.
Históricamente, muchas culturas han experimentado incidentes de intoxicación relacionada con las almendras. Por ello no faltan registros en la literatura sobre la toxicidad de esta planta. El antiguo científico médico griego Hipócrates advirtió una vez a la gente que tuviera cuidado al comer almendras amargas sin procesar, lo que también refleja la complejidad de las almendras y sus peligros potenciales.
Durante un tiempo, los agricultores y científicos han invertido muchos recursos en el cultivo de variedades de almendras poco tóxicas, lo que demuestra que la sociedad concede gran importancia a la seguridad de las almendras.
Para los consumidores, elegir almendras procesadas o tostadas es la mejor solución, en lugar de procesar ellas mismas las almendras de cosecha propia. La mayoría de las almendras disponibles comercialmente son seguras porque están procesadas profesionalmente.
Además, es igualmente importante comprender las variedades y características de las diferentes almendras. Las almendras dulces criadas en cautiverio son esencialmente no tóxicas, mientras que las almendras amargas deben restringirse, especialmente para niños y mujeres embarazadas.
Aunque las semillas de almendras son potencialmente peligrosas, esto no quita el papel positivo que desempeña esta nuez en una dieta saludable. Las almendras son ricas en grasas monoinsaturadas, fibra, vitamina E y varios antioxidantes, que se consideran beneficiosos para la salud cardiovascular y también pueden ayudar a reducir el colesterol.
Un gran número de estudios han demostrado que el consumo regular de almendras puede reducir eficazmente el riesgo de diabetes y enfermedades cardíacas.
Si bien apreciamos el delicioso sabor, la nutrición y los beneficios para la salud de las almendras, debemos tener cuidado con su posible toxicidad. No se trata sólo de elegir qué comer, también es necesario un conocimiento profundo del mundo natural. ¿Cómo equilibramos el riesgo con el disfrute en aras de la seguridad y una vez más disfrutamos de esas deliciosas ciruelas sin preocuparnos por sus peligros ocultos?