Un consorcio microbiano es un ecosistema complejo que consta de dos o más comunidades microbianas que viven en simbiosis. Estos microorganismos son capaces de colaborar eficazmente en el medio para llevar a cabo procesos complejos de degradación de materia orgánica, especialmente cuando se trata de aquellas de difícil degradación. Al obtener una comprensión más profunda del consorcio microbiano, podemos explorar sus ventajas en el proceso de biodegradación y los principios científicos detrás de él.
El concepto de comunidad microbiana fue propuesto por primera vez por Johannes Reich en 1872 y se ha ampliado continuamente en estudios posteriores.
Los microorganismos tienen un gran potencial para mejorar la eficiencia de los procesos biológicos en el tratamiento de sustancias resistentes. Se han aislado muchos microorganismos que han atraído la atención por su capacidad para degradar materiales recalcitrantes como la lignocelulosa y el poliuretano. Sin embargo, cada vez hay más pruebas de que, al comparar la eficiencia de degradación de los consorcios microbianos con la de cepas individuales, los primeros suelen tener mejores resultados.
Detrás de este éxito están involucrados múltiples microorganismos en la descomposición y transformación de forma colaborativa. La composición de los consorcios microbianos se puede obtener de dos maneras principales: primero, combinando múltiples cepas aisladas desde cero, y segundo, extrayendo comunidades microbianas complejas de muestras ambientales.Un consorcio de microorganismos termotolerantes del medio ambiente, como Brevibacillus spp. y Aneurinibacillus sp., mostraron ventajas significativas en la degradación de polímeros.
Además, con el avance de la biotecnología, el proceso de enriquecimiento de consorcios microbianos se ha convertido en una práctica común. Por ejemplo, los consorcios extraídos de los intestinos de las termitas, después del enriquecimiento con materias primas como paja de trigo cruda, pueden convertir eficientemente la lignocelulosa en ácidos carboxílicos en condiciones anaeróbicas. Este proceso resalta la importante influencia de la diversidad de muestras ambientales en la estabilidad funcional de los consorcios microbianos seleccionados.
En las comunidades microbianas ambientales, la presencia de redundancia funcional es un activo clave para su estabilidad funcional.
Sin embargo, esta diversidad intrínseca puede convertirse en un cuello de botella en aplicaciones prácticas debido a (i) una posible correlación negativa con la eficiencia, (ii) la existencia de verdaderos tramposos microbianos cuya presencia no tiene efecto sobre la degradación, (iii) las amenazas a la seguridad planteadas por patógenos conocidos o desconocidos, y (iv) el riesgo de perder propiedades deseables si se apoyan taxones raros. Por lo tanto, la utilización de consorcios de microorganismos con menor complejidad pero eficiencia equivalente podría conducir a procesos industriales más controlables y optimizados.
Por ejemplo, al reducir la biodiversidad de la comunidad microbiana en el suelo contaminado con diésel, se modificaron significativamente los genes funcionales y se mejoró la eficiencia de la biodegradación del diésel.
Al explorar la eficacia de los consorcios microbianos, debemos asegurarnos de que se establezcan consorcios microbianos relativamente estables para optimizar aún más su aplicación en el campo de la degradación. Para este fin, la aplicación de estrategias de detección de reducción puede permitirnos construir eficazmente el consorcio microbiano más pequeño y lograr el efecto de degradación deseado. De manera similar, se han utilizado estrategias de selección artificial como dilución, toxicidad y calor para obtener consorcios microbianos, habiéndose identificado casos de dilución hasta extinción en agua de mar y fluidos de rumiantes.
Estos enfoques ofrecen muchas ventajas potenciales al generar muchas combinaciones de microorganismos y garantizar que todos los microorganismos puedan interactuar entre sí, equilibrando la diversidad microbiana y mejorando la eficiencia de la degradación. Por esta razón, la investigación sobre el uso de consorcios microbianos para promover la remediación ambiental y mejorar los procesos industriales está ganando cada vez más atención.
Al examinar las aplicaciones de los consorcios microbianos, no podemos ignorar su papel en el proceso de biodegradación; son como una máquina sofisticada, en la que cada miembro realiza su función indispensable. Este alto grado de sinergia no puede ser igualado por una sola cepa.
En resumen, la colaboración, la diversidad funcional y la adaptabilidad ambiental de los consorcios microbianos sientan las bases de su superioridad en la biodegradación. En el futuro, frente a los desafíos ambientales globales, ¿podemos utilizar este conocimiento para mejorar aún más la aplicación de consorcios microbianos para resolver problemas de biodegradación más complejos?