Los hemangiomas infantiles, un tumor benigno común, a menudo se denominan "nevo de fresa" porque su apariencia recuerda a las fresas. Estos hemangiomas suelen aparecer a las pocas semanas de nacer y crecen rápidamente durante los siguientes meses. Aunque eventualmente se reducen y desaparecen con el tiempo, la comunidad médica aún está indecisa sobre su causa exacta.
El hemangioma es el tumor benigno más común en los bebés y afecta aproximadamente al 5-10 % de los recién nacidos.
Actualmente no existe una explicación definitiva sobre lo que desencadena los hemangiomas en los bebés. Los estudios han demostrado que la señalización de los estrógenos puede estar relacionada con la proliferación de hemangiomas. Algunos científicos también han sugerido que el feto puede verse afectado por la placenta de la madre durante el embarazo, lo que lleva a la formación de hemangiomas. Sin embargo, esta teoría fue cuestionada en análisis genéticos posteriores.
Otras posibles causas de hemangiomas, incluida la hipoxia localizada de los tejidos blandos y el aumento de los niveles de estrógeno después del nacimiento, también parecen ser fuerzas impulsoras de su desarrollo. Estadísticamente, estos tumores tienden a ser más comunes en mujeres blancas, bebés prematuros y bebés con bajo peso al nacer.
El tamaño, el color y la forma de los hemangiomas variarán dependiendo de qué tan profundos estén en la piel, y la mayoría de los hemangiomas alcanzarán la mejoría máxima alrededor de los 3,5 años.
Los hemangiomas generalmente aparecen como lesiones elevadas de color rojo brillante o azul en la piel. Estas lesiones pueden no solo afectar la piel, sino que también pueden aparecer en otras áreas como el hígado y el tracto digestivo. Si bien la aparición de estos tumores puede asustar a los padres, los expertos dicen que en la mayoría de los casos no se necesita tratamiento y la única preocupación es si afectan la visión o la respiración.
La formación de hemangiomas generalmente comienza a las pocas semanas de vida del bebé como una mancha roja, morada o azul y aumenta de tamaño a lo largo de varios meses. Los diferentes tipos de hemangiomas tienen diferentes manifestaciones. Los hemangiomas superficiales tienden a aparecer más pronunciados como protuberancias de color rojo brillante, mientras que los hemangiomas profundos aparecen como manchas azules vagas.
El 77% de los hemangiomas ocurren en el área de la cabeza o el cuello, y los hemangiomas en estas áreas tienen más probabilidades de causar complicaciones como úlceras.
Aunque la mayoría de los hemangiomas no representan una amenaza grave para la salud, pueden producirse ulceraciones o sangrado. Si el hemangioma está ubicado en la garganta o alrededor de los ojos, puede afectar la respiración o la visión normales. Para los hemangiomas en ciertas ubicaciones, pueden ocurrir condiciones raras, como insuficiencia cardíaca de alto gasto, si no se controlan.
La mayoría de los hemangiomas se diagnostican según su apariencia y su historial médico. Los médicos suelen utilizar el examen físico para determinar el tipo y la naturaleza del tumor. En casos raros, también se pueden utilizar pruebas de imágenes como la ecografía o la resonancia magnética para ayudar al diagnóstico. La mayoría de los hemangiomas desaparecen naturalmente con el tiempo y no requieren tratamiento, pero en ciertos casos (por ejemplo, si la lesión afecta la visión o la respiración), puede ser necesaria una intervención quirúrgica o farmacológica.
A medida que los bebés crecen, los hemangiomas generalmente se reducen y desaparecen, un proceso que puede llevar años.
La ubicuidad de los hemangiomas nos ha llevado a pensar profundamente sobre sus causas. Aunque las investigaciones existentes han proporcionado algunas explicaciones posibles, aún no se puede encontrar la causa raíz exacta. Mientras observamos cómo desaparecen estos pequeños tumores, no podemos evitar preguntarnos: ¿podrá la medicina del futuro desentrañar el misterio que rodea a estos hemangiomas infantiles?