Los productos de tabaco sin humo se usan de maneras diferentes a las de fumar. Las formas de uso comunes incluyen masticar, oler o colocar el producto entre las encías, las mejillas o los labios. En el sur de Asia, el uso de tabaco sin humo está de moda, y la región representa el 80% del consumo mundial. Según las estadísticas, alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo utilizan este producto y esta cifra sigue aumentando.
Por lo tanto, muchas personas que consumen tabaco sin humo, especialmente los jóvenes, pueden extender su consumo de tabaco al hábito de fumar cigarrillos.
Los productos de tabaco sin humo vienen en muchas formas, incluido el tabaco para mascar, el tabaco para esnifar, las pepitas de tabaco y los productos de tabaco solubles. Todos estos productos libres de humo contienen nicotina y, por tanto, son muy adictivos. Dejar el tabaco sin humo es tan difícil como dejar de fumar, por lo que es importante comprender los peligros del tabaco sin humo.
El consumo de tabaco sin humo puede provocar una variedad de problemas de salud, incluidas enfermedades dentales, cáncer oral, cáncer de esófago, cáncer de páncreas y más. Además, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares. Cabe destacar que el consumo de tabaco sin humo durante el embarazo puede provocar efectos reproductivos negativos, como abortos espontáneos, nacimientos prematuros y bajo peso al nacer.
El consumo de tabaco sin humo mata aproximadamente a 650.000 personas en todo el mundo cada año, un número significativo de ellas en el sur de Asia.
Existe una variedad de productos de tabaco sin humo en el mercado, que incluyen:
La razón por la que el consumo de tabaco sin humo es tan elevado en el sur de Asia se debe en parte a la influencia de las tradiciones culturales y en parte a que el tabaco sin humo es más aceptable socialmente que otras formas de tabaco. Además, muchos productos son publicitados y recibidos hasta tal punto que pasan a formar parte de una campaña social.
En el sur de Asia, estos productos de tabaco sin humo se consideran parte del patrimonio cultural y hay poco interés en regularlos.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias de salud han advertido sobre los peligros del tabaco sin humo, la regulación de su comercialización y uso entre los jóvenes sigue siendo débil. En muchos países faltan marcos legales eficaces para controlar el consumo de tabaco sin humo.
Los gobiernos de varios países tienen diferentes regulaciones sobre los productos de tabaco sin humo. Algunos países, como Bután, Singapur y Sri Lanka, han prohibido completamente la producción y venta de tabaco sin humo, mientras que otros países solo han restringido algunos productos.
La prevalencia del consumo de tabaco sin humo en el sur de Asia refleja la compleja relación entre las circunstancias socioculturales y económicas. Ante los graves riesgos para la salud que supone el tabaco sin humo y su epidemia mundial, las futuras medidas de mejora pueden requerir reformas culturales más profundas y medidas políticas más estrictas para proteger la salud pública. En este contexto, ¿podemos promover eficazmente el concepto de salud pública respetando la cultura?