La presión barométrica, o presión atmosférica, es la presión en la atmósfera terrestre. Su impacto en el cuerpo humano y en todo el medio ambiente es omnipresente, pero en las altas montañas esta presión es particularmente rara. Entonces, ¿por qué el aire es tan fino a gran altura? ¿Cuál es la causa de este fenómeno?
A medida que aumenta la altitud, la presión del aire disminuye, principalmente porque disminuye la masa de la atmósfera encima.
A medida que subimos gradualmente, la presión del aire disminuirá aproximadamente 1,2 kPa cada vez que ascendamos 100 metros. Esto se debe a que la composición y el peso del aire cambian con la altitud. El aire en las montañas tiene que soportar menos presión, lo que dificulta la absorción de suficiente oxígeno, lo que provoca que los escaladores a menudo se enfrenten a dificultades respiratorias.
La presión del aire es generada por moléculas de aire bajo la influencia de la gravedad. La gravedad de la Tierra hace que las moléculas de aire en contacto con el suelo sean atraídas, formando la atmósfera. A nivel del mar, el valor estándar de la presión del aire es de aproximadamente 1013,25 hPa, lo que significa que a esta altitud la densidad y el número de moléculas de aire son relativamente altos.
Cuando la densidad del aire disminuye, la presión del aire generada también disminuye. Este cambio es especialmente obvio en altitudes elevadas.
En las montañas altas, el aire se siente más fino a medida que ascendemos, lo que significa que la cantidad de oxígeno que inhalamos también se reduce considerablemente. Esto requiere que los escaladores alpinos se adapten al nuevo entorno, de lo contrario sufrirán el mal de altura.
La presión del aire disminuye al aumentar la altitud. Esta relación se puede describir científicamente mediante la fórmula entre la presión del aire y la altitud. En pocas palabras, a medida que llegamos a mayores altitudes, encontraremos que cada vez hay menos aire a nuestro alrededor. Esto equivale al hecho de que en un sistema gravitacional, la presión ejercida en un determinado punto se debilita gradualmente a medida que aumenta la distancia desde la fuente de gravedad.
La disminución de la presión del aire hace que el aire en las montañas se vuelva más fino, muy por debajo del valor preestablecido al nivel del mar.
Debido a la influencia de la gravedad, la estructura de la atmósfera se vuelve más suelta sobre el nivel del mar. Ésta es una de las razones por las que la presión del aire en las altas montañas es menor que en las zonas urbanas. A medida que aumenta la altitud de ascenso, la presión del aire disminuye aproximadamente 2,17 atmósferas estándar (atm) por kilómetro.
Aunque la atmósfera de la Tierra puede tener hasta 1.000 kilómetros de espesor, la mayor parte de la masa de aire se encuentra a 20 kilómetros de la superficie. Esto significa que alrededor del 75% de la densidad del aire se concentra a unos 8 kilómetros de la superficie.
En el espacio geográfico accesible para los humanos, la densidad del aire disminuye exponencialmente a medida que aumenta la altitud.
Esta característica de la atmósfera significa que la presión del aire cae más rápidamente en las cimas de las montañas que en altitudes más bajas. Por lo tanto, muchas actividades de montañismo a gran altitud requieren equipo y entrenamiento especiales para ayudar a los escaladores a adaptarse con éxito a diferentes entornos de presión atmosférica.
Muchos escaladores sufren de mal de altura cuando escalan altas montañas, que es una serie de problemas causados por la incapacidad del cuerpo para adaptarse a la repentina baja presión del aire y la falta de oxígeno. Dolor de cabeza, náuseas y dificultad para respirar son algunos síntomas comunes. Esto sucede principalmente porque nuestros cuerpos necesitan tiempo para adaptarse a los cambios de oxígeno en el medio ambiente.
El mal de altura puede causar graves problemas de salud, por lo que la aclimatación gradual y el descanso adecuado son particularmente importantes al escalar montañas altas.
Una forma eficaz de prevenir el mal de altura es aclimatarse a la altitud de antemano y mantener una hidratación adecuada, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de mal de altura. Durante la escalada, unos periodos de descanso adecuados también ayudan a adaptarse a los cambios del entorno.
La relación entre la presión del aire y la altitud afecta nuestra supervivencia y adaptación en las montañas. Obtenemos una comprensión más profunda de por qué el aire en las altas montañas es tan fino y cómo esto afecta la actividad humana. A medida que exploremos regiones de alta montaña, ¿encontraremos más formas de adaptarnos a este cambio de presión?