Araucaria | 2019

El mundo extra europeo en el pensamiento de Tocqueville: Occidente y el resto

 

Abstract


Tocqueville’s thoughts on non-Occidental peoples and cultures are led by two main concerns. Firstly, he is worried about the role that France should play in 1 ([email protected]). Catedrática de Historia del Pensamiento político en la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en el liberalismo del siglo XIX y en los fundamentos teóricos del imperialismo europeo. Publicaciones recientes sobre este tema: “Europa ante el espejo asiático: el debate sobre el despotismo oriental en el siglo XVIII” (2008); “Los intereses de Francia: Tocqueville y la cuestión colonial” (2009), “Barbarie y civilización en el discurso nacionalista de la Guerra de África” (2013), “La transformación de la herencia ilustrada: los argumentos del colonialismo en el siglo XIX” (2015). 400 María Luisa Sánchez-Mejía Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política, Humanidades y Relaciones Internacionales, año 21, no 42. Segundo semestre de 2019. Pp. 399-421. ISSN 1575-6823 e-ISSN 2340-2199 doi: 10.12795/araucaria.2019.i42.17 the future international scene foreseeing the Ottoman Empire’s disassembling. But there is also a genuine intellectual interest on Muslim, Chinese and Amerindian religions, customs and mentality. His texts and comments about these regions show Tocqueville as Eurocentric, but very curious about those who are different, and sometimes critical with Europeans, with hopes in the future and always with doses of lucidity. Key-words: Tocqueville, colonialism, India, Islam, Algeria, Amerindians. El siglo XXI ha descubierto al Tocqueville imperialista. El gran teórico de la democracia, el liberal que admira las libertades americanas, no puede ya estudiarse, comentarse o investigarse sin su otro yo: el defensor de la conquista de Argelia, el profeta del exterminio de los amerindios o el nacionalista que quiere para Francia su parte del botín en la disolución del imperio otomano2. No es éste el tema central del presente artículo, aunque determinadas opiniones o actitudes resulten insoslayables. La intención es más modesta: explorar las reflexiones de Tocqueville sobre “los otros”, sobre los pueblos y culturas que no forman parte del mundo occidental, atender a ciertos aspectos de su pensamiento político y de su imaginario cultural que completen su perfil intelectual y que sirvan quizá para esclarecer la imagen de la Europa de su época, esa Europa que debía afrontar pronto la llegada inexorable de la democracia. No parece necesario insistir en que Tocqueville siempre escribe con la mirada puesta en Francia, sea para describir la democracia americana3, para proponer la abolición de la esclavitud o para intentar comprender el comportamiento de los pueblos de Argelia o de la India. Su condición de diputado en la Asamblea Nacional entre 1839 y 1848, representando al Departamento de Valognes, resalta aún más la preocupación francesa de sus reflexiones. Independiente políticamente y alejado de las pasiones que agitaban los debates, el diputado Tocqueville se veía a sí mismo como “un hombre nuevo con un espíritu libre y un amor ardiente por el gobierno representativo y por la dignidad del país”, mientras se refugiaba en una soledad no exenta de altivez y adoptaba un cierto escepticismo sobre sus posibilidades de influir positivamente 2 Jennifer Pitts, “Empire and Democracy: Tocqueville and the Algeria Question”, en The Journal of Political Philosophy, vol. 8, 3 (2000), pp. 295-318; A Turn to Empire. The rise of Imperial Liberalism in Britain and France, Princeton University Press, 2005. Demin Duan, “Reconsidering Tocqueville’s Imperialism”, en Ethical perspectives, 17, núm. 3 (2010), pp. 415-447. Cheryl Welch, “Colonial Violence and the Rethoric of Evasion. Tocqueville on Argelia”, en Political Theory, 31 (2003), pp. 235-64; de la misma autora, “Out of Africa: Tocqueville’s Imperials Voyages”, [en Chistine Dunn Henderson coord. Tocqueville Voyages, Liberty Fund, 2014], pp. 304-334. 3 La perspectiva francesa de La democracia en América ha sido especialmente puesta de manifiesto por Lucien Jaume, Tocqueville, les sources aritocratiques de la liberté, Paris, Fayard, 2008. 401 El mundo extra europeo en el pensamiento de Tocqueville: occidente y el resto Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política, Humanidades y Relaciones Internacionales, año 21, no 42. Segundo semestre de 2019. Pp. 399-421. ISSN 1575-6823 e-ISSN 2340-2199 doi: 10.12795/araucaria.2019.i42.17 en algo4. Representante del pensar filosófico del siglo XIX, Tocqueville es un hombre alejado ya de la pura especulación y conmovido en cambio “por las urgencias de la realidad”, como decía el profesor Díez del Corral5, lo que obliga al investigador a contemplar continuamente esas “urgencias” para entender mejor el sentido de su escritura. Entre 1830, fecha del inicio de la conquista de Argelia por parte de Francia, y 1860 (un año después de la muerte de Tocqueville), Europa consolida su expansión por Asia, emprende con decisión el asalto a la ribera sur del Mediterráneo en vista de la debilidad del Imperio Otomano, y amplía sus enclaves en África, en espera del definitivo reparto de territorios que se llevará a cabo en la Conferencia de Berlín (1884-85). La joven república norteamericana contempla, en ese mismo periodo, su larga marcha hacia el Oeste, incorporando territorios a la Unión y enviando a las reservas a los amerindios. La rivalidad entre Francia y Gran Bretaña inflama los artículos en la prensa y los discursos en el parlamento. La política exterior se utiliza para oscurecer los problemas domésticos y la recientemente bautizada opinión pública devora todas las informaciones que dan cuenta de lo que sucede más allá de las fronteras del continente. El mundo se agranda, y los europeos perciben algo parecido a lo que nosotros llamamos hoy globalización. Así lo explicaba el economista Sismondi ya en 1814: “La suerte de todos los pueblos está relacionada en la actualidad, y la prosperidad o desolación de las Molucas manifiesta su influencia hasta la cumbre de los Alpes suizos. ¿Acaso no trabajan los talleres de Silesia para las provincias más recónditas de la Confederación americana? ¿No estimula el lujo de Perú y Méjico a la industria de las provincias mediterráneas, que confían a otras naciones sus exportaciones?”6 En esta situación no avanzar es retroceder. La convicción de que el planeta es un gran tablero donde se juega el poder y el honor de las potencias europeas, embarga a la opinión pública y hace florecer el patriotismo. La llamada “cuestión de Oriente” es la que ocupa más páginas en la prensa, más discursos en la tribuna parlamentaria y más actividad en las cancillerías. Las alianzas se hacen y deshacen y los tratados con cláusulas secretas se suceden. La exclusión de Francia del Tratado de Londres de 1840 –que regulaba las relaciones de Europa con el Imperio Otomano– fue considerada en Francia como un insulto, como una ruptura del equilibrio europeo, como una 4 Mary Lawlor, Alexis de Tocqueville in the Chamber of Deputies. His Views on Foreing and Colonial Policy, Whasington D.C., The Catholic University of America Press, 1959, p. 7. 5 Luis Díez del Corral, El liberalismo doctrinario, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1945, pp. 28-29. 6 J.C.L. Simonde de Sismondi, Nouvelles réflexions sur la traite des négres, Géneve, Paris, J.J. Paschoud, 1914, p. 33. . La traducción de las citas es siempre mía, salvo indicación en contrario. 402 María Luisa Sánchez-Mejía Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política, Humanidades y Relaciones Internacionales, año 21, no 42. Segundo semestre de 2019. Pp. 399-421. ISSN 1575-6823 e-ISSN 2340-2199 doi: 10.12795/araucaria.2019.i42.17 marginación tan intolerable que merecía una respuesta bélica inmediata, una confrontación con Inglaterra, principal artífice del Tratado y culpable de la exclusión de Francia7. Convocadas las Cámaras en un clima de entusiasmo bélico, Tocqueville intervino con un discurso exaltado en la defensa del honor de Francia y de su necesario protagonismo en la escena internacional. Su síntesis expresa claramente “el espíritu de la época”: “¿Saben ustedes lo que pasa en Oriente? Es un mundo entero en transformación. Desde las riberas del Indo a los bordes del mar Negro, en ese inmenso espacio, todas las sociedades se tambalean, las religiones se debilitan, las nacionalidades desaparecen, las luces se apagan, el mundo asiático antiguo desaparece; y en su lugar se ve elevarse poco a poco el mundo europeo. La Europa de hoy no aborda sólo una esquina de Asia, como en la época de las Cruzadas; la alcanza por el norte, por el este, por el oeste, por todas partes, la perfora, la envuelve, la domina. ¿Creen ustedes que una nación que quiere seguir siendo grande puede presenciar tal espectáculo sin tomar parte en él? ¿Piensan que debemos dejar a dos pueblos europeos apoderarse impunemente de una herencia tan inmensa? Yo antes que sufrir eso, diría a mi país con energía: antes la guerra” 8 Oriente en la lejanía Francia iba en desventaja en la carrera imperial. Su presencia en la India no había podido consolidarse y desde 1761, fecha de la destrucción de Pondicherry por los británicos, los enclaves franceses dejaron de tener importancia y el campo quedó libre para las maniobras de la Compañía. La aparente facilidad con la que Gran Bretaña se había hecho con un territorio tan extenso y tan poblado causaba admiración y un cierto resentimiento en Francia, y más cuando Francia había sido pionera en el estudio de la religión y los textos sagrados de los indios, dando a conocer a Europa los tesoros literarios que el subcontinente encerraba. El orientalismo francés había brillado desde finales del siglo XVIII, cuando Anquetil-Duperron, que pasó varios años en la India, aprendió sus lenguas y tradujo por primera vez uno de los grandes textos hindúes: el Zen-Avesta, publicado en francés en 1771, al que siguió pocos años después, en 1778, un largo tratado titulado Legislation Orientale9, en el que

Volume None
Pages 399-422
DOI 10.12795/araucaria.2019.i42.17
Language English
Journal Araucaria

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