Cuadernos del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación | 2021

Ese, es maicito de Bolivia: de lo que se da y lo que se guarda en los surcos

 

Abstract


La primera vez que conocí a las personas que forman una asociación de productores hortícolas en un barrio de Florencio Varela hicimos una visita a sus fincas. La idea de las visitas es que todos sepan cómo, qué y cuándo es tiempo de levantar los productos que están sembrando. Es también el momento en que cada uno se permite dar consejos a otros. Esa tarde la quinta de Ernestina se llevó todos los aplausos, que también se dan después de los consejos: estallaban sus berenjenas, ajíes, tomates, lechugas, ancos y batatas, todos listos para levantar, es decir, para ser cosechados. Hay, sin embargo, un cultivo que ella no llama producto y que es el maicito de Bolivia. Al final de las hileras de su hectárea sembrada, un largo surco se elevaba protector sobre el terreno plano: ¿y ese?, le preguntamos. Ese es maicito de Bolivia, nos dijo Ernestina con su sonrisa sagaz y brillante. ¿Puede el maicito de Ernestina guardarse porque es de su terruño y convertirse en una “barrera viva”, poderosa técnica benefactora que cuida otros cultivos en el sistema productivo agroecológico que armó en la finca que está alquilando? Esta es una reflexión sobre cómo mi primera situación de campo se empezó a enredar, como el maíz de Ernestina en medio de los surcos, con el trabajo que durante 2020 sostuvimos en el Grupo de Estudio y Trabajo sobre Cosas Cotidianas en el que participo desde 2019 y en el que emprendimos el camino de conocer la obra de Anette Weiner. En ese enredo apareció algo que de no haber leído a Annette Weiner no hubiera podido notar: aquello que no es producto para Ernestina.

Volume None
Pages None
DOI 10.18682/cdc.vi131.4965
Language English
Journal Cuadernos del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación

Full Text