Farmacia Hospitalaria | 2019
Los farmacéuticos y la reticencia a la vacunación
Abstract
La vacunación es una de las formas más eficaces de evitar enfermedades. Actualmente previene de 2 a 3 millones de muertes al año y otros 1,5 millones de muertes adicionales podrían también evitarse si mejorara la cobertura mundial de la vacunación infantil1. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado la reticencia a la vacunación, o la negativa a vacunarse a pesar de la disponibilidad de vacunas, como una de las diez cuestiones principales que requerirán su atención y la de sus países asociados en el ámbito de la salud durante el año 2019. La reticencia a la vacunación, según indica la propia OMS, amenaza con revertir los progresos realizados en la lucha contra las enfermedades prevenibles mediante vacunación. Los casos de sarampión, por ejemplo, han experimentado un aumento del 300% en la región europea de la OMS durante 2018. Las razones de este incremento son complejas, y no siempre se deben a la reticencia a vacunarse. Algunos países vecinos de España, con niveles altos de renta (Francia, Italia o Grecia), dotados de buenos sistemas sanitarios y donde la falta de acceso a la vacunación no es un problema, estaban muy cerca de eliminar la enfermedad, como lo estaba (y está aún) España. Sin embargo, estos países han experimentado un resurgimiento del sarampión, derivado del progresivo pero inexorable descenso en las tasas de cobertura vacunal poblacionales, fundamentalmente por el aumento de la reticencia a la vacunación y por la acción de grupos contrarios a ésta. Este descenso en las tasas de vacunación ha comportado la pérdida de la inmunidad de grupo y ha favorecido la aparición de miles de casos, incluyendo casos graves y muertes. Desde enero de 2018 hasta mayo de 2019, 47 de los 53 países de la región europea de la OMS han comunicado un total de más de 100.000 casos de sarampión, incluyendo más de 90 muertes2. Las razones por las que hay personas que deciden no vacunarse son complejas. Un grupo asesor de la OMS sobre vacunas identificó la complacencia, los inconvenientes para acceder a las vacunas y la falta de confianza como las razones más importantes. Los trabajadores sanitarios seguimos siendo los profesionales en los que más confía la población en las decisiones relativas a la vacunación. Somos todos nosotros, incluyendo por supuesto a los profesionales farmacéuticos, los que debemos proporcionar siempre información actualizada, fidedigna y verosímil sobre las vacunas a la población. El debate científico sobre las vacunas, tal y como pretenden plantearlo los grupos reticentes a la vacunación, está cerrado desde hace tiempo: las vacunas salvan millones de vidas en todo el mundo y evitan enfermedades3. A pesar de ello, los individuos y grupos contrarios a las vacunas expresan reiteradamente en público falsos argumentos, medias verdades o teorías conspiratorias, y usan selectivamente evidencias anecdóticas4. Sus teorías están basadas en la falsa ciencia, que siempre produce daños reales. En ningún momento los grupos o los pretendidos expertos contrarios a la vacunación han sido capaces de presentar evidencias suficientes, sólidas o concluyentes, en revistas biomédicas o reuniones científicas, que posibiliten confirmar o refutar sus tesis. Las razones del rechazo o desconfianza en las vacunas son varias. Probablemente las que más contribuyen a este fenómeno en la actualidad son las relativas a la percepción que los ciudadanos, y desafortunadamente también algunos profesionales sanitarios, tienen sobre la seguridad de las vacunas y sobre los riesgos reales de las enfermedades que previenen. Cuando la confianza en la vacunación se deteriora, la indecisión puede conducir a retrasos en la vacunación o rechazo de la misma, lo que amenaza la efectividad de los programas públicos de vacunación y puede dar lugar a brotes de enfermedad. Las vacunas siguen un proceso riguroso de desarrollo, producción, comercialización y vigilancia postcomercialización, que obviamente es siempre mejorable. Si se detectan reacciones adversas inesperadas, éstas son registradas y analizadas por los organismos competentes. Cualquier afirmación al respecto de la seguridad de las vacunas requiere una fría y extensa evaluación científica y su explicación por un profesional cualificado5-9. Recibido el 3 de junio de 2019; aceptado el 8 de junio de 2019.