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¡600 mil millones de dólares en pérdidas cada año! ¿Cómo los productos falsificados están destruyendo la economía estadounidense?
Los productos falsificados, un problema recurrente en el mercado, están erosionando la economía global, especialmente la de Estados Unidos, a un ritmo alarmante. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los productos falsificados representaron el 2,5% del comercio mundial en 2019, con un valor total de aproximadamente 464 mil millones de dólares. Para 2030, se espera que las ventas de productos falsificados y pirateados alcancen los 1,67 billones de euros (aproximadamente 1,89 billones de dólares estadounidenses). Sin duda, esta es una cifra que no se puede ignorar.
"El problema de los productos falsificados no sólo tiene una escala alarmante, sino que también es un área en rápido crecimiento. Ahora cualquier producto con un logotipo puede convertirse en un objetivo."
El impacto de este fenómeno lo abarca todo, ya sea en el mercado de lujo, como bolsos y relojes de diseño, o en artículos cotidianos, como la electrónica y los productos farmacéuticos. Las falsificaciones de baja calidad no sólo engañan a los consumidores, sino que también pueden suponer riesgos para la salud y la seguridad. Debido a la baja calidad de los productos falsificados, los consumidores a menudo se sienten decepcionados e incluso corren peligro para su salud después de comprarlos.
Según datos de la OCDE, los productos falsificados representaron el 5,8% de las importaciones de la UE en 2019. En los Estados Unidos, las ventas de productos falsificados causan pérdidas de hasta 600 mil millones de dólares cada año, lo que afecta a los minoristas nacionales, dificulta la supervivencia de muchos comerciantes y, en última instancia, conduce a la contracción de la industria minorista.
“Muchas empresas gastan millones o incluso miles de millones para construir sus marcas, sólo para ser destruidas por falsificaciones chinas”.
China es considerada la principal fuente de productos falsificados en el mundo, e incluso produce el 80% de los productos falsificados del mundo. La proporción de bienes importados por Estados Unidos desde China también alcanza entre el 60% y el 80%. Esto plantea la pregunta: ¿estamos contribuyendo, sin saberlo, a la propagación de este fenómeno?
Con la popularidad de Internet, los canales de venta de productos falsificados se han vuelto cada vez más diversos. Según una encuesta realizada por la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE. UU. (GAO), el 79% de la población estadounidense compró en línea en 2018, y muchos de los productos que compraron en línea resultaron ser falsificados. La forma en que se venden los productos falsificados en línea hace que estos productos parezcan falsos y reales a los consumidores, lo que aumenta aún más la dificultad de tomar medidas enérgicas.
"En las compras online, los consumidores a menudo no pueden notar la diferencia y compran muchos productos falsos. Muchas personas incluso son engañadas varias veces."
Desde los artículos de lujo hasta los artículos de primera necesidad, desde los productos farmacéuticos hasta los cosméticos, casi todas las industrias se ven afectadas por productos falsificados. Especialmente en el caso de los medicamentos, se estima que la pérdida de ingresos anual causada por los medicamentos falsificados asciende a 217 mil millones de dólares. Los grupos criminales suelen utilizar medicamentos falsificados para obtener ganancias, lo que representa una gran amenaza para la salud pública.
Tomemos como ejemplo la industria de la moda. Según estimaciones de la OCDE, marcas como Ray-Ban, Rolex, Supreme y Louis Vuitton son los objetos falsificados más comúnmente imitados. Muchos consumidores compran estas falsificaciones una tras otra basándose en su conocimiento de la marca o en su bajo precio, lo que hace que el mercado se inunde de grandes imitaciones. Este comportamiento de consumo no sólo debilita las marcas genuinas, sino que también fomenta la propagación de actividades delictivas.
"No se puede ignorar el hecho de que la producción de productos falsificados a menudo financia actividades delictivas más graves."
En un informe de 2008, la Cámara de Comercio Internacional (CCI) estimó que el valor global de los productos falsificados alcanzó los 650 mil millones de dólares al año, y predijo que podría aumentar a 1,77 billones de dólares en 2015. Este asombroso aumento representa sin duda la gravedad del problema de las falsificaciones.
Aunque los gobiernos frecuentemente toman medidas enérgicas contra los productos falsificados, todavía no pueden frenar de manera efectiva el desarrollo de este fenómeno. Según un informe de 2017, el 87% de los productos falsificados proceden de China y Hong Kong, lo que refleja el importante papel de la región en la circulación mundial de productos falsificados.
A medida que la economía global cambia y la tecnología de redes se desarrolla, el problema de los productos falsificados puede volverse más complejo. Las empresas y marcas han gastado enormes sumas de dinero para abordar el problema de los productos falsificados, pero se han enfrentado a desafíos cada vez mayores. Cuando los consumidores deciden comprar productos falsificados, ¿consideran los posibles problemas que se esconden detrás de ellos?
En la actual tendencia cada vez más intensa de productos falsificados, ¿cómo deberían los consumidores proteger sus derechos de compra sin fomentar el crecimiento y desarrollo de este comportamiento?
