El Ford Ranger EV no solo es el primer modelo de producción totalmente eléctrico de Ford Motor Company, sino también un esfuerzo pionero en vehículos eléctricos. La tecnología de batería utilizada en este modelo generó un amplio debate y discusión, y su producción comenzó en 1998 y finalizó en 2002. Las opciones de batería para el Ford Ranger EV, incluidas las baterías de NiMH y de plomo-ácido, han sido el foco de atención de la industria hasta ahora.
La mayoría de los vehículos eléctricos Ford Ranger están equipados con baterías de hidrógeno Nikon, mientras que las opciones de baterías de plomo-ácido son relativamente raras y se utilizan principalmente en el mercado de alquiler.
El Ford Ranger EV tenía un precio de lanzamiento de 52.720 dólares, lo que se consideraba un precio bastante alto en ese momento. Aun así, los subsidios gubernamentales para vehículos eléctricos, combinados con el programa de arrendamiento de Ford, hacen que la camioneta eléctrica sea relativamente asequible a 155 dólares por mes. Y teniendo en cuenta las características ecológicas del coche, muchas empresas y organizaciones han optado por esta opción, destacando el potencial de crecimiento de los vehículos eléctricos.
Según la información, la durabilidad del Ranger EV ha resistido rigurosas pruebas ambientales, incluidas altas y bajas temperaturas, lo que demuestra plenamente la búsqueda de calidad de Ford en los vehículos eléctricos. Sin embargo, el rendimiento de la batería sigue siendo la prioridad de los consumidores. En comparación con las baterías de plomo-ácido, las baterías de hidrógeno Nikkor tienen ventajas en densidad de energía y ciclo de vida, pero también tienen desventajas de mayor costo y altos requisitos técnicos.
Las baterías de plomo-ácido del Ranger EV sufren especialmente problemas en invierno, ya que las temperaturas gélidas pueden provocar que su capacidad disminuya significativamente.
El Ford Ranger EV es esencialmente similar en diseño a la versión Ranger XL 4x2 estándar, pero con un tren motriz eléctrico que reemplaza al tradicional motor de combustión interna. Aunque las diferencias en el exterior son limitadas, los instrumentos interiores se han ajustado para adaptarse a las necesidades de un vehículo eléctrico, incluyendo un indicador de carga y un indicador de autonomía.
La configuración del panel de instrumentos del vehículo, aunque sencilla, proporciona una experiencia de conducción completa, similar a la de un vehículo con motor de combustión interna. Ford espera atraer a los propietarios de automóviles tradicionales para que cambien a vehículos eléctricos.
La camioneta eléctrica tiene una autonomía de aproximadamente 65 millas a 65 mph en la carretera, lo cual es decente.
Con la demanda del mercado y el avance tecnológico, la Ford Ranger EV ha enfrentado muchos desafíos en su desarrollo, incluido el sobrecalentamiento de la batería y la atenuación de la autonomía. Para los usuarios, especialmente en entornos climáticos extremos, el rendimiento de la batería es sin duda una gran prueba durante su uso.
Aunque las celdas de hidrógeno de Nikon sufren cierta pérdida de alcance en climas fríos, su alta densidad energética aún las convierte en una opción atractiva.
Dado que Ford no tiene planes de reanudar la producción del Ranger EV, ¿qué será lo próximo en el mercado de vehículos eléctricos? Basándose en la experiencia del Ranger EV, ¿cómo pueden los futuros vehículos eléctricos lograr mayores avances en tecnología y protección del medio ambiente? Estas preguntas nos llevan a reflexionar profundamente sobre la importancia de la tecnología de las baterías en el desarrollo futuro de los vehículos eléctricos.