El 29 de septiembre de 1957 se produjo un importante accidente nuclear en la central nuclear de Mayak, en Teliabinsk (Unión Soviética), conocido como el desastre de Kyshtym. Este desastre no sólo fue uno de los acontecimientos más impactantes de la Guerra Fría, sino también un importante punto de inflexión en la atención mundial hacia la seguridad de la energía nuclear. El desastre de Kyshtym revela una verdad incómoda: en la búsqueda del progreso tecnológico, la protección del medio ambiente y la seguridad humana a menudo quedan relegadas a una posición secundaria.
Después del final de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética se enfrentó a una carrera armamentista nuclear con Estados Unidos. Para mejorar rápidamente su capacidad de armas nucleares, el gobierno soviético construyó urgentemente la planta nuclear de Mayak entre 1945 y 1948. En aquella época, los conocimientos sobre física nuclear eran muy limitados, muchas decisiones de seguridad carecían de base científica y las cuestiones medioambientales quedaban marginadas. Inicialmente, Mayak arrojó desechos de alto nivel radiactivo directamente a un río cercano, lo que provocó un desastre ecológico masivo.
Antes del accidente, la mayor parte de los residuos se vertían en el río Techa, lo que provocaba la contaminación del río y ponía en peligro la salud de los habitantes de las aldeas circundantes.
En 1957, un tanque subterráneo que almacenaba desechos nucleares líquidos de alto nivel explotó después de que su sistema de enfriamiento fallara, liberando más contaminación radiactiva que el desastre de Chernóbil. Con entre 70 y 80 toneladas de residuos nucleares líquidos expuestos, miles de kilómetros cuadrados de tierra en la región fueron contaminados, formándose el Rastro Radiactivo de los Urales Orientales (EURT).
Después del desastre, el gobierno soviético mantuvo en secreto la magnitud total del accidente y su impacto no se comprendió hasta 1980.
Una semana después del accidente, el 6 de octubre de 1957, la Unión Soviética comenzó a evacuar a unos 10.000 residentes, pero el verdadero motivo no fue revelado en ese momento. En abril de 1958, los medios occidentales informaron algunos detalles vagos sobre el accidente nuclear, y luego el incidente se hizo público gradualmente. Aunque los impactos ambientales y sanitarios del desastre continúan hasta el día de hoy, el verdadero número de muertos sigue sin estar claro.
El estudio sugiere que entre 49 y 55 muertes por cáncer entre los residentes del río pueden estar relacionadas con la exposición a la radiación, pero es difícil determinar la causa específica.
Actualmente, los niveles de radiación en Ozyorsk rondan los 0,1 mSv por año, lo que no es perjudicial para la salud humana. Sin embargo, un estudio de 2002 mostró que los trabajadores nucleares de Mayak y los residentes a lo largo del río Techa todavía enfrentan riesgos de salud. Este desastre ha hecho que el mundo entero reflexione profundamente sobre la seguridad de la energía nuclear. ¿Es realmente posible equilibrar las necesidades del medio ambiente y la supervivencia humana mediante el progreso tecnológico?
A pesar de décadas de ocultamiento y engaño, el desastre de Kyshtym se ha convertido en un espejo en la historia del desarrollo de la energía nuclear. No sólo expone las lagunas en la búsqueda de la ciencia y la tecnología, sino que también hace que la gente reconsidere la relación entre el milagro y la energía nuclear. El desastre de la energía nuclear. ¿Dónde está la línea divisoria?