En el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido, la auditoría clínica se considera un proceso clave para mejorar la atención y los resultados de los pacientes. Este proceso sistemático de mejora de la calidad está diseñado para revisar la atención al paciente utilizando estándares claros e implementar cambios apropiados. No se trata sólo de un procedimiento, sino también de un mecanismo importante que refleja el progreso y la supervisión del sistema médico.
El núcleo de la auditoría clínica es verificar si los servicios médicos se realizan de acuerdo con los estándares esperados y promover la mejora en consecuencia.
La historia de la auditoría clínica se remonta al siglo IX, cuando el califa abasí Al-Muqtadi exigió auditorías médicas para examinar las clínicas y autorizar a los médicos debido a errores médicos que conducían a la muerte de pacientes. Mientras tanto, la auditoría médica en la historia moderna tiene figuras más icónicas, como Helsa Nightingale y Ernest Goldman, cuyos esfuerzos sentaron las bases para la gestión de la calidad médica contemporánea.
Las medidas sanitarias de Nightingale durante la Guerra de Crimea redujeron la tasa de mortalidad del 40% al 2%.
Aunque los primeros éxitos sentaron las bases para la auditoría clínica, el proceso continuó desarrollándose lentamente durante los siguientes 100 años, con distintos niveles de conciencia y aceptación entre los profesionales de la salud. A medida que evoluciona el tratamiento médico, la definición de auditoría clínica también va cambiando y gradualmente pasa de un enfoque centrado en el médico a uno centrado en el paciente. Este cambio muestra la importancia de los servicios médicos integrados y la colaboración interdisciplinaria.
El propósito de la auditoría clínica es evaluar y mejorar continuamente la calidad de la atención al paciente.
En 1989, el libro blanco del Reino Unido Working for Patients incorporó por primera vez la auditoría clínica al sistema de atención sanitaria profesional. Esto marca el establecimiento oficial de la auditoría clínica como parte de la garantía de calidad y la gestión médica del NHS. Políticas posteriores, como The New NHS: Modern and Reliable, consolidaron aún más el lugar del proceso de revisión en la gobernanza clínica.
El proceso de auditoría clínica consta de varias etapas, comenzando con la identificación del problema o asunto, estableciendo estándares y criterios, recopilando y analizando datos y, finalmente, derivando planes de mejora e implementando cambios. Cada ciclo tiene como objetivo alcanzar estándares de calidad más elevados.
La auditoría clínica es un proceso continuo diseñado para mejorar continuamente la calidad de la atención.
Al reflexionar sobre experiencias de auditoría pasadas, la auditoría clínica no es sólo una evaluación del desempeño pasado, sino también una herramienta para cambiar futuros métodos de tratamiento médico. Esta evaluación sistemática permite a los trabajadores de la salud reflexionar sobre su propia práctica y cambiar rápidamente las estrategias cuando sea necesario.
En el NHS, la auditoría clínica está integrada en la gobernanza clínica, un marco que proporciona un proceso estandarizado para la mejora del servicio e impulsa la colaboración entre equipos. Además del Reino Unido, otros países están introduciendo gradualmente auditorías clínicas en un contexto similar. Por ejemplo, los hospitales de Hong Kong y Malta también se han visto afectados por esta política, que ha promovido la mejora de la calidad médica.
La promoción de la auditoría clínica es mejorar la calidad de los servicios médicos, que es la dirección de los esfuerzos comunes de todas las instituciones médicas.
Si bien las auditorías clínicas pueden conducir a mejoras significativas, los hospitales y el personal clínico a veces enfrentan desafíos para responder a sus recomendaciones. Esto requiere esfuerzos constantes por parte de las autoridades sanitarias para inspirar a los equipos de atención médica a tomar las auditorías en serio y garantizar que se implementen de manera efectiva.
La auditoría clínica permite que el sistema de atención sanitaria aprenda y mejore continuamente, posibilitando estándares más elevados de atención al paciente. En el futuro, ¿cómo podemos garantizar que este proceso sistemático pueda seguir promoviendo la mejora de la calidad médica?